El 15-M sigue siendo necesario

Han pasado cuatro años y su esencia continua viva. Unos afirman que son los herederos, otros que el movimiento sigue existiendo y que no ha dejado su legado a nadie.

Todos tienen razón. Unos porque estuvieron en la gestación y consolidación de un movimiento que recorrió el mundo, y luego decidieron dar el salto hacia la participación en una nueva formación política. Otros porque quieren seguir siendo eso, un movimiento que dejo las plazas para ir a los barrios, convocar asambleas y poner en marcha iniciativas interesantes para la vida diaria del vecindario. Ambos tiene razón, y eso es bueno.

Es bueno que surgiera un nuevo partido que pueda representar a quien no se sienta representado, y también es bueno que el 15M siga su curso como movimiento ciudadano, como conciencia de partidos e instituciones; el pepito grillo de todos cuantos tienen en sus manos una parcela de poder por pequeña que sea; un movimiento que les haga recordar que nuestro derecho, y nuestro deber, como ciudadanos va mucho más allá de la cita electoral, que si no nos gusta lo que hacen saldremos a la calle para obligarles a rectificar y cambiar el rumbo, para hacerles saber que no quedamos atontados tras fertilizar la urna con nuestro voto, que no agotamos en ese acto toda nuestra energía. Al contrario. Salimos de nuestro colegio electoral dispuestos a no dejarles pasar ni una.

Ellos nos representan,  pero nosotros somos sus representados y tenemos el derecho, y el deber, de exigirles cumplimiento y explicaciones cuando se las pidamos.

Han pasado cuatro años y el 15M sigue siendo necesario.