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El teletrabajo te hace engordar

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3 de Octubre de 2018

El teletrabajo te hace engordar

Las estadísticas comunitarias indican que en España se trabaja durante muchas horas y se produce, se rinde, bastante menos que en otros países.

En España el trabajo es casi exclusivamente presencial. Hay que ir y fichar a la entrada y a la salida. Si no estás en ‘el curro’ es que no estás ‘currando’. La situación empieza a cambiar, lentísimamente desde luego, pero el teletrabajo no presencial empieza a ser una realidad en algunos sectores y estamentos de la economía española.

¿Qué es el teletrabajo?

El teletrabajo o trabajo a distancia, consiste básicamente en realizar la tarea laboral desde casa, en vez de en los locales de la empresa. También se considera teletrabajo el hecho de trabajar en un local compartido ajeno a la empresa. En este caso se cambia una oficina ‘con marca’ por otra de ‘marca blanca’.

Trabajar en la calle, haciendo visitas por ejemplo vendiendo seguros, no es teletrabajo; ni lo es trabajar en una carretera, por muy lejos que esté de las oficinas de la empresa constructora. Tampoco es teletrabajo el hecho de llevarse trabajo a casa con el objetivo de adelantarlo para el día siguiente.

El teletrabajo exige, casi siempre, el uso de medios informáticos de comunicación con la sede de la empresa. Se considera teletrabajo ‘itinerante’ el hecho de realizar la tarea desde diferentes puntos valiéndose de un terminal informático. Lo único que cambia en este caso respecto a quienes recorrían las calles y los municipios como vendedores o representantes de su empresa es que, en vez de una libreta de anotaciones, usan un ordenador.

¿Qué gana la empresa con el teletrabajo?

Bastante. En primer lugar puede contratar a los mejores profesionales estén donde estén; incluso si están fuera del país. Además, al no estar en las instalaciones de la empresa, puede ahorrarse gastos fijos en locales, mobiliario, energía, cafés, tiempo para el ‘cigarrito’, etcétera.

Por otra parte, contenta a la parte de su plantilla que no se siente cómoda trabajando en las instalaciones de la empresa, lo que puede reducir las situaciones conflictivas, en lo que también incide el hecho de que el teletrabajo disgregue a la plantilla.

¿Qué ventajas tiene quien teletrabaja?

El teletrabajo reduce a la mínima expresión los desplazamientos desde el domicilio a la sede de la empresa, lo que ahorra tiempo y dinero. Conlleva un horario laboral flexible, pues por encima de la jornada está la tarea, lo que permite adaptar el trabajo a las necesidades personales. Ofrece mayor autonomía y libertad en asuntos como el vestido, la comida y en otros aspectos.

¿Qué pierde la persona que tiene un teletrabajo?

El teletrabajo aísla a las personas que desarrollan su actividad laboral en su casa; reduce al mínimo su relación con el resto de la plantilla. A veces, ni siquiera conoce a quienes la integran.

Si no se tiene capacidad de organización y disciplina puede resultar muy estresante. Generalmente, no hay una hora fija para comenzar a trabajar, pero tampoco la hay para dejar el trabajo, lo que puede resultar una trampa muy dañina para quienes no saben controlar su ritmo laboral. En ocasiones, los fines de semana y los días de fiesta son días tan laborables como cualquier otro.

Y, como no hay oficina, hay quien considera que cualquier hora, incluso la más intempestiva, está dentro del ‘horario de oficina’ así que el teléfono puede sonar en cualquier momento. Sobre todo si se trabaja en una franja horaria diferente a la persona que te ha contratado.

¿Qué pone quien teletrabaja?

Además de sus habilidades profesionales y esfuerzo, quien practica el teletrabajo pone a disposición de la empresa su casa, su espacio vital, su mobiliario, su luz eléctrica, su calefacción y refrigeración; a veces también debe poner todos sus medios informáticos y carece de personal de mantenimiento que soluciones inmediatamente las pequeñas averías de los equipos, que si son del empleado pueden tener que ser arreglados a su costa.

Por otra parte, el teletrabajo exige un control de las facturas casi idéntico al de los trabajadores autónomos. Lo que no se puede justificar con facturas no se puede deducir, aunque ese gasto resulte imprescindible para trabajar.

¿El teletrabajo te saca de la rutina?

No. Se deja una rutina, la de la oficina, pero necesariamente hay que abrazar otra: la del teletrabajo. Si no hay rutina el teletrabajo no funciona. Hay que establecer horarios, tanto para trabajar como para descansar; se necesita fijar prioridades, métodos… En definitiva organización y, por lo tanto, rutinas.

¿Tiene daños colaterales el teletrabajo?

Sí. Aunque se pueda trabajar en pijama y hasta con el cuerpo desnudo desde los pies a la cabeza, sin haberse afeitado ni depilado, el teletrabajo no es el paraíso terrenal. Si no hay disciplina, tiene sus daños colaterales. Uno de ellos es que engorda. Y no porque sea más sedentario que el trabajo que se hace en la oficina de la empresa, sino porque en la empresa no hay frigorífico y en las viviendas sí los hay.

Además, está muy cerca del ordenador, pues las viviendas de los teletrabajadores no suelen ser palacios, con lo que hay que tener mucha disciplina y mucha fuerza de voluntad para no acercarse a la cocina a picar y picar y picar algo.

O pero aún, en vez de acercarse a la cocina, instalarse en ella o llevársela a la mesa de trabajo.

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