Estoy harto!
31 de Enero de 2016
Por Pedro Centeno Velázquez
Sí, amigos y vecinos. Estoy harto. Hasta el gorro, las narices o lo que vuesas mercedes estimen oportuno mencionar. Cada vez que abro un periódico, veo un informativo o sintonizo la radio, una lechigada de tertulianos, habitualmente de voz campanuda y verbo apelmazado, nos amenaza (que no ameniza) con el mantra del que “debe gobernar la lista más votada". Todo aliñado con su poquito de “estabilidad”, “el interés de España”, y que no falte el palo a cualquiera que manifieste dudas sobre el dogma, inmediatamente motejado con saña de bolivariano, proetarra o traganiños.
Este humilde servidor de ustedes, que ni ostenta cátedra ni lo pretende, está hasta los mismísimos (sí, señora, ésos que usted piensa) de que este gobierno de descuideros pretenda engañarle. Porque lo que las urnas han dicho es precisamente eso, fíjense. Que estamos hartos. Ahítos de ver a un gobierno que ha hecho mangas y capirotes de la Constitución, del poder judicial, de la hucha de las pensiones, de los servicios públicos básicos y en general, de la ética más elemental; gobernando por decreto, promulgando leyes tan lesivas para nuestras libertades públicas como la Ley Mordaza, por ejemplo. Convirtiendo la maltrecha enseñanza pública en una carrera de obstáculos sólo accesible a los más pudientes y vendiendo la sanidad a sus amiguetes. Que no se nos olvide que el Partido Popular, por sí y ante sí, enterró sin exequias la justicia universal en España; tanto es así que si el líder de Boko Haram, ese cacho de carne con ojos, viviera en España no se le podría detener. Gracias, PP.
Es que, observen con pasmo, nuestros preclaros gobernantes han trufado las instituciones de la más mugrienta corrupción, al tiempo que destrozaban los derechos de los trabajadores, que, hoy por hoy, trabajan hasta la extenuación por salarios de miseria, sin que se oiga más comentario por parte de los conservadores que los de Andrea Fabra.
Y qué decir de nuestro eximio presidente del Gobierno… al ritmo sandunguero que marca con cada una de sus lastimeras intervenciones (son los vecinos del alcalde sabrosón, o algo así), no se puede esperar nada mejor de alguien cuyas profundas convicciones neofranquistas se han traducido en los cuatro años más negros de la historia de nuestra democracia, que nos han colocado a la cabeza de Europa en desigualdad social y pobreza infantil. Los defensores de la familia, y todo ello con la excusa de la crisis.
De modo que no tienen de qué extrañarse. Han sembrado, y ahora recogen el rechazo de todos a pactar con ellos. Hasta Ciudadanos, ese partido liberal con ribetes thatcherianos, se palpa la camisa antes de pactar con ustedes. De modo que ya es hora de intentar algo nuevo, porque como decía Einstein, si queremos resultados distintos, no podemos repetir el mismo experimento. Así que despidamos a Rajoy y toda su caterva, y hagámoslo ya. Sin diferidos ni simulaciones. Vale.
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