Un corazón no debe aceptar las listas de espera
12 de Abril de 2016
Por Juan José Rodriguez Rivero
Escribo estas palabras porque es lo único que puedo hacer ya por su corazón -el corazón de mi padre-. Con esta publicación pretendo llegar al corazón de cada lector (políticos, sanitarios, pacientes….) y juntos luchar para que desaparezcan las listas de espera para todas aquellas intervenciones que son vitales para las personas.
Pongo en situación nuestro caso que será similar o igual a otros muchos, pero algunos no tendrán el final escrito como es el caso de mi padre. Hace ocho años mi padre sufre un infarto cuando tenía 47 años de edad; gracias a Dios y al equipo de Cardiología del Hospital Infanta Cristina de Badajoz le colocan un stemp y sale adelante.
Desde entonces sigue todas las recomendaciones médicas y adopta una vida más saludable aún de la que llevaba. El pasado septiembre su corazón le hace de nuevo una llamada de atención con un pequeño nudo en la garganta, acudimos a su médico y éste lo deriva de nuevo al Hospital Infanta Cristina; allí le hacen un cateterismo y le ponen un nuevo stemp, parece que ha sido un éxito y le dan el alta.
Transcurrido un mes su corazón continúa llamando la atención, mi padre vuelve a insistir y vamos al hospital donde estudian de nuevo su caso. Es entonces cuando observan que necesita una intervención muy importante, sus vasos principales no están bien, (un cambio de aceite a la máquina) como así lo denominaba él.
La respuesta y solución que ofrece el Servicio de Cardiología y Cirugía Cardíaca del Hospital Infanta Cristina es “Jugar una lotería con el corazón de mi padre y cruzan los dedos para que éste llegue a dicha intervención”, es decir, le hacen firmar un consentimiento informado y le incluyen en la lista de espera de cirugía cardíaca. Dicho “sorteo” no llevaba fecha, le dicen que aproximadamente serían tres meses, ya que, se trataba de una persona joven, una respuesta bastante injusta.
El 5 de febrero de 2016, mis padres, impacientes e ilusionados por la operación de su corazón, acuden al hospital para informarse sobre cómo va la lista de espera, y la respuesta que reciben es que aún quedan tres o cuatro meses más.
El 6 de febrero de 2016 después de dar su paseo matinal, desayunar y hacer sus cosas diarias el corazón de mi padre se bloquea y decide pararse, provocándole un infarto mortal. A pesar de asistirlo y hacer todo lo posible en el lugar del infarto, mi padre fallece, sin la oportunidad siquiera de ser trasladado al Hospital, otorgando así el premio gordo a las listas de espera, y el nefasto reconocimiento al equipo de Cardiología y Cirugía Cardíaca del Hospital Infanta Cristina de Badajoz, con la muerte de una persona, en este caso demasiado joven; tan solo 55 años.
Por ello, reclamo a todas las instituciones y personas que puedan hacer algo, porque si se puede, atiendan esta súplica y trabajen de una vez para mejorar nuestra sanidad y eliminar estas listas de espera vitales, y gasten el dinero de todos los ciudadanos en ello, dotando de más medios, físicos y humanos a nuestra sanidad, y dejen de emplear y escudarse en las palabras crisis, recortes… para estos casos vitales. Recorten en absurdeces y tonterías de las muchas que hay, porque vida solo tenemos una, y la de mi padre ya la hemos perdido.
Muchas gracias por su atención.
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