16 Abril 2024
2 . 054 . 114 lectores

OPINIÓN: a A aaa, un oasis en el interior del Badajoz olvidado

19 de Diciembre de 2020

OPINIÓN: a A aaa, un oasis en el interior del Badajoz olvidado

En Badajoz D.F., en la calle Moreno Zancudo - que era un señor de Oliva de Mérida que sabía muchísimo de Hidrología Médica y tratamiento de aguas termales- justo en frente de donde estuvo ubicada la barbería de las sonantas, en la que nacieron los famosos Hermanos Badajoz, grandes entre los grandes del mundo flamenco en el Madrid de la posguerra, podemos encontrar una librería que responde al nombre de a A aaa.

Un oasis en el interior del Badajoz olvidado, una Cueva de Zaratustra, donde libros y churros comparten local y donde se hace realidad ese placer de los dioses que consiste en buscar y rebuscar libros dejados de la mano de dios.

Un refugio que junto aquellos veladores en la que nuestros padres otrora tomaron un refresco, conforman un templo erigido a la lectura.

Por el ridículo precio de un euro, he podido encontrar en esta casa libros fantásticos que van modelando aquel pequeño embrión bibliotecario de mis años de estudiante.

Allí encontré aquellos libros de Menéndez Pidal, Damaso Alonso o Rafael Lapesa de la editorial Gredos que me aconsejaban mis profesores y que nunca pude comprar por falta de posibles.

Y encontré las famosa novelas de la Biblioteca de Oro de la Editorial Molino, o todas aquellas obras de teatro de La Farsa, editadas en la Cuesta de San Vicente, que portaban aquella publicidad de la revista Gutiérrez con dibujos de K-Hito, Tono o López Rubio.

Pude topar con incontrables de Onetti...yo encontré Los adioses por un euro... ¡qué risa!

Libros del inefable César González -Ruano, que como persona tal vez fuera un indeseable, pero que escribía como meaba que decía el gran Umbral.

El local es pequeñito, pero suficiente para que ese acto de sinceridad, ese placer personal que un amigo sugería hace unos días y que consiste en buscar libros, allí lo puedas encontrar. Lujo del que al menos, una vez en semana, puedo disfrutar.

A ver quién es el listo que goza de un libro del señor Valle Inclán editado en el SXIX como servidor...allí lo encontré, como encontré las obras completas de la señora Pardo Bazán, H.G.Wells, Dumas...

Como resulta que ahora nadie lee a Juan Benet o a Carmen Laforet, o incluso a Torrente Ballester, pues nada, allí los encontramos cubiertos de polvo como el arpa de Bécquer esperando la mano amiga que les digan levántate y anda.

Y Clarín, y don Pío, y don Benito, y J.Plá del que servidor mercó tres veces su Cuaderno gris...y si es aquel libro, que un día rompió moldes habidos y por haber, Tiempo de silencio de Martín Santos, allí lo encuentras un día sí y otro también.

¡Anda que no bebió de esta casa Aurorita Valcárcel!

Libros únicos que dan lustre a mi biblioteca y que a mí me libera de esa masa amorfa y anodina que son aquellos que piensan que con la tele tienen suficiente.

Libros que nos acercan los momentos más oscuros del ayer y que tanto influyen en los momentos presente.

Y lo que es mejor, ese euro que pagas por el libro, ayuda a las personas minusválidas de la ciudad. Una enorme obra social que el amigo Carlos lleva para adelante con enorme sacrificio.

Den una vuelta por esta casa, no les pesará

 

Por: Paco Cacho