OPINIÓN: Inversiones invertidas

Acabamos de conocer que el Gobierno de España ha paralizado una inversión de 1.700 millones para ampliar el aeropuerto de Barcelona debido a la polémica que se abrió cuando el Ministerio comunicó al gobierno catalán un ambicioso plan destinado a mejorar considerablemente las condiciones del aeropuerto intercontinental del Prat.

Estamos hablando de mucho dinero, de cantidades para una sola obra que equivalen a presupuestos de Comunidades Autónomas. En magnitudes de empleo, entre directos e indirectos estamos hablando de 350.000 empleos.

¿Y por qué se ha producido esta interrupción presupuestaria? Pues fundamentalmente porque el gobierno de la Generalidad Catalana ha rechazado este proyecto en base a sus reclamaciones de soberanía sobre puertos y aeropuertos en el territorio regional. Están dispuestos a aceptar los dineros pero con la condición de “mandar” sobre prácticamente, la única competencia que tiene Estado en territorio catalán. Ellos a lo suyo.

Y a todo esto, los extremeños asistimos atónitos a tal ofrecimiento y a tal desprecio. Extremadura está reclamando sin éxito desde hace dos décadas unas decorosas infraestructuras ferroviarias, pero… ¡hemos sido engañados tantas veces con promesas de inversión!... Los dirigentes políticos nacionales vienen cada cuatro años a dar sus mítines, arrancar los aplausos y luego se van y hasta dentro de otros cuatro años; y los dirigentes regionales, mientras tanto, no alzan mucho la voz para no molestar a los que pagan la nómina.

Tenemos la desgracia de tener una tierra inmensamente rica pero expoliada por todos. Nos han colocado centrales nucleares y pantanos para producir electricidad para que otros se hagan ricos. Nos quitaron el tren Ruta de la Plata (Gijón-Sevilla), nos quitaron el tren Madrid-Lisboa, nos quitaron hasta el Talgo.

Vivimos en la única Comunidad Autónoma de España que no tiene conectada sus dos capitales provinciales por autovía. No tenemos ni un solo kilómetro de vía electrificada a pesar de ser la región que más electricidad aporta al resto de España.

Cuando empezamos a competir en calidad, cantidad y precio con el cava catalán, se nos prohibió cultivar más uva para cava. Cuando se dieron cuenta que el corcho de nuestras dehesas disponía de unas particularidades y características excepcionales impidieron la creación de industrias del corcho porque competían con otras regiones que tienen industrias de transformación y que precisamente usan nuestra materia prima.

Extremadura es como esa vaca que todos alimentamos en un magnífico prado para que luego venga otro, ordeñe la leche y encima nos la venda a los extremeños.

Quizás a los extremeños nos pasa lo que nos pasa por ser conformistas, por no dar guerra, por ser mansos y pacientes. Y si no, ¿cómo se explica que el llamado Fondo de Recuperación Europeo, un fondo propuesto por la Unión Europea y cuyo destino es ayudar al equilibrio económico y social entre las regiones de Europa, favorezca principalmente a Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana? En la lista de reparto, Extremadura es la décimo-cuarta de 17… ¡Esto es de locos!... Pero lo más alucinante es que nadie en esta tierra se queja de este “partición”. Ni medios, ni políticos, ni tan siquiera las redes sociales. Así nos va.

¡Cuantas obras y cuanto desarrollo podrían aportar esos menospreciados 1.700 millones de euros a Extremadura!

POR: ISMAEL GARCÍA. EXTREMADURA UNIDA