OPINIÓN: La Junta destaca el buen ritmo de las obras del tren extremeño

De traca, como diría Erika Cadenas, concejala de Unidas Podemos en el ayuntamiento de Badajoz. La directora general de Transportes de la Junta de Extremadura destaca el supuesto buen ritmo de las obras del tren extremeño y el inicio de la electrificación. Estamos en el s.XXI, Eva, no en el edén.

Me acuerdo de ese 23 de junio de 2018, cuando el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, se indignaba en Twitter, “hoy ha ardido nuestro tren. Y nuestra gente ha sufrido mucho. SE ACABÓ LA PACIENCIA. Extremadura no aguanta más !”; de ese día tampoco ha pasado tanto, año y medio, y en el transcurso de este corto periodo la misma Institución que se quejaba se ríe de nosotros.

No es una mala noticia como indica Eva Sánchez-Montero, directora general de Transportes, que se esté electrificando las vías del tren, pero tampoco es buena, ni satisfactoria, llega demasiado tarde y sin punto y final.

Décadas y décadas de abandono, averías y retrasos no se olvidan con un comunicado de prensa que parece una broma de mal gusto jugando con las necesidades de todos los extremeños, que sin descanso han reivindicado un tren digno.

La directora ha hecho balance de cuatro años del tren y se ha dejado en el tintero todas aquellas veces que los extremeños no han llegado a su destino, ha desgranado las actuaciones en la línea de alta velocidad de Extremadura, como la instalación de doble vía entre Plasencia y Badajoz, la electrificación, la adecuación de las estaciones o el impulso del proyecto para continuar con la línea de alta velocidad desde Plasencia a Navalmoral de la Mata. Ahora, el horizonte “se presenta esperanzador”. Ahora, subrayo.

“Por fin se están acometiendo las actuaciones que llevamos años demandando y que van a dotar a Extremadura de un nuevo modelo de ferrocarril más seguro y confortable”. Siguiendo el ejemplo del ministro de Fomento, el tan conocido Ávalos, la Junta entra en la feria de positivismo, las manifestaciones en Madrid quedaron en un pasado muy lejano, para la socialista es “innegable el impulso que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ha dado en el último año a las obras para mejorar la red ferroviaria regional y a los servicios que presta Renfe en la comunidad”.

El código genético de cualquier extremeño hace que uno ya no se fíe de coger un tren, un avión o un autobús. No es que estas “evidentes” mejoras pasen desapercibidas, es que son años de historia con un tren obsoleto, deteriorado, con averías, retrasos o falta de mantenimiento. Años alzando el grito al cielo. No se trata de ser positivo, sino realista. Los avances llegan tarde, sin fecha límite. Ya no sabemos si seremos nosotros o nuestros nietos quiénes verán un tren digno circulando en Extremadura.

No queremos palabras, queremos hechos, porque por haber, ha habido estudios, manifestaciones, movilizaciones, campañas, protestas, incluso esperanza, pero jamás llegó lo prometido. Gobernase quién gobernase.