20 Abril 2024
2 . 054 . 114 lectores

OPINIÓN: Por mis hijos. Por mis abuelos

20 de Marzo de 2020

OPINIÓN: Por mis hijos. Por mis abuelos

Vivo a 682 kilómetros de mi hogar. Esa es la distancia que me separa en estos duros momentos de mis padres, mi hermano, mis primos, tíos y abuelos. Y dentro de lo que cabe tengo suerte porque mis primos, los hijos de la hermana de mi padre, se encuentran atrapados en otros países, concretamente: Italia y Argentina.

Y da que pensar, porque hace poco más de dos semanas disfrutábamos de unos carnavales estupendos cuyo protagonista entre telas y telares era el coronavirus. La gente se disfrazaba y mofaba de ese virus que parecía solo afectar al continente asiático.

Nos dejamos la piel de cordero en casa y fuimos la versión más frívola del ser humano. Nos mofamos de los chinos con un toque amargo de racismo y cuando le tocó el turno a Italia solo era el país vecino. No nos preocupaba.

Ahora el coronavirus llama a nuestras puertas. Vemos que el número de contagios sube, el número de fallecidos también y youtube prohíbe utilizar esta palabra en sus vídeos. Ha dejado de ser ‘algo de chinos’ y se ha convertido en ‘algo de todos’.

Y aún así, hay quiénes con un tono sarcástico envían mensajes que incitan cierto odio. “Mis anticuerpos españoles están luchando con los malditos virus chinos”. Aunque este virus no distingue países, razas, religiones, ricos o pobres.

El mundo nos ha dado una excusa perfecta para luchar en una guerra en la que no nos enfrentamos país contra país, ni discutimos en los libros de historia quien es el ganador. No hay nacionalismos, comunismos, capitalismos, regionalismos, ni ideologías. Es una batalla contra algo que no vemos pero que tiene el poder de matar y la solución es luchar para aislar nosotros al virus, y que el virus no nos aísle a nosotros.

Tenemos en nuestro poder la capacidad de resetear y crear un mundo nuevo, más responsable con el medio ambiente, con el resto de seres humanos, con políticos que se preocupen por nosotros y no por sus propios intereses. Tenemos la mejor excusa para aprender a valorar lo que ya tenemos, empezar desde cero y crear un mundo más estable y solidario.

Una oportunidad para hacerle frente a un mal común y vencerlo y dejar así que nuestros hijos vuelvan a casa con nosotros y poder abrazar, una vez más, a nuestros abuelos.