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OPINIÓN: Suiza, un paraíso y un reloj de precisión que funciona

27 de Agosto de 2019

OPINIÓN: Suiza, un paraíso y un reloj de precisión que funciona

El sueldo medio de un suizo es mayor que el de un Ministro en España. He vuelto después de bastantes años a Suiza, un país en que trabajé e hice la última parte de mis estudios, con el cariño y la nostalgia de los años de juventud.

La primera vez que lo hice (hace muchos años), iba con la ilusión de un joven entusiasta atraído por la buena fama de su universidad y la posibilidad de hacerlo en el extranjero, sin los medios que suelen tener determinadas clases sociales.

“Suiza es un reloj de precisión que funciona”. Esa fue mi primera impresión y creo que la puedo mantener. Todo está en su sitio, todo aparentemente funciona y la semejanza con la precisión de un reloj la sigo manteniendo. Allí estudié con profesores como Bochensky, Philip, Utz, Loiten y otros.

Mi primera sorpresa en los estudios, ahora ya es habitual en España, fue que el alumno debía hacer su elección de asignaturas en función de sus intereses intelectuales. Consulté y me decían que eso era cuestión del primer trimestre, luego todo iría sobre ruedas. Sinceramente, así fue. A la vez que estudiaba, trabajaba, tratando de hacer compatible el trabajo con la universidad, aunque tenía su dificultad. Estaba rodeado de miles de españoles que trabajaban o buscaban trabajo. Luego, yo ayudé a muchos a conseguirlo y tuve muchos amigos y compañeros que hacían lo mismo.

Hoy he vuelto a Fribourg, una ciudad pequeña y tranquila en la que viví durante cinco años y a la que ahora encuentro enormemente cambiada.

Antes, ibas por la calle y oías hablar más español que francés o alemán. Ahora, parecería que un desastre hubiera acabado con toda aquella gente estupenda que yo conocí y me encontraba en el mismo lugar, pero en otro “mundo”.

La universidad había cambiado, ni un solo profesor, ni un solo compañero de estudios, los pabellones se habían multiplicado, los lugares en que los estudiantes nos reuníamos, eran otros y los profesores me parecían estudiantes a punto de terminar la carrera.

Pero hubo una cosa que me impactó de forma global y automática,  “no se puede ir como turista con los sueldos medios de España”. Los precios parecían tan desproporcionados que si los empresarios españoles hicieran una fiesta española, con productos españoles y precios españoles en Ginebra, en Fribourg, en Berna, en Lausanne, en cualquier ciudad importante de Suiza, sería como una revolución, la mejor publicidad de España, por la diferencia de precios. En España se puede comer por 8, 10, 12, 15, 20, 25 euros (además de los que quieran pagar otros precios), en Suiza los precios eran 3 y 4 veces más caros, incluso los productos de primera necesidad. Esto quizás se explica porque, según me dijeron, el salario medio no bajaría de 6.559 euros/mes en 12 pagas (más que un ministro en España, que cobra 6.100’94 euros/mes). En España, el salario mínimo es 900 euros/mes (14 pagas), y el salario medio es 2.244 euros/mes (12 pagas), aunque el 30% de la población no pasa de 1.230 euros/mes.

En cualquier caso, mi valoración de España aumentó tan considerablemente, que me daban ganas de gritar y decir, con entusiasmo, alguno de los tópicos como “España es la mejor”. Claro, que con esos salarios, habría algunos que preferirían vivir en otro país, pero creo que mi valoración de España, de forma automática, es justa y la asumiría cualquier español después de una experiencia similar.

No me extraña que tengamos tanto turista de países como Suiza, porque, a nivel de coste, el turismo les resulta rentable. Algo parecido sucede con Alemania, cuyo salario mínimo es 1.557 euros/mes y el sueldo medio es 4.212 euros/mes en 12 pagas. El salario medio alemán no supera al de los ministros españoles.

FIRMADO: Pedro Cañada, Extremadura Unida