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OPINIÓN: Trileros del presupuesto para el casco antiguo de Badajoz

25 de Octubre de 2021

OPINIÓN: Trileros del presupuesto para el casco antiguo de Badajoz

 

Contemplamos con mirada atónita, una vez más, el abismo insondable que se abre entre la promesa política y la cruda realidad.

 

Esta vez, otra más, le toca a la Junta de Extremadura y los presupuestos que nos presentan para 2022, nutridos con 7.000 millones, donde este barrio histórico, estas calles heridas y sedientas, y el amplio patrimonio de la ciudad más grande de Extremadura, apenas merecen una limosna desganada.

 

Echamos la vista atrás, y las horas robadas a nuestras familias y descanso para estudiar normativas, elaborar propuestas y asistir a reuniones convocadas por “dones y doñas” apestan a tiempo perdido. Hemos sido monigotes, peleles, la excusa de un titular, de una foto, y se nos han merendado a las puertas del gallinero.

 

Nos faltan hechuras y nos han dado hasta en el cielo de la boca, es cierto, quizás porque no acostumbramos a medrar donde políticos con ínfulas, mercachifles de los presupuestos y palmeros de palacio suelen emplearse bien a puñaladas; eso sí, sin perder la pose ni el perfume. ¡Faltaría!

 

Y es que estos presupuestos 2022, que claman ellos con mucha pompa y circunstancia atender a las necesidades de los ciudadanos, al casco antiguo de Badajoz no le han dejado ni las migajas.

 

Ni Consorcio ni centro de salud ni Escuela Oficial de Idiomas -estos últimos en el Hospital Provincial-. Nada, cero absoluto. Ni un duro presupuestado para aquello que nos prometieron Vara y su camarilla de bien pagados.

 

A estas alturas de la película ya da igual un centro de salud en ruinas que atiende a 20.000 usuarios, un Consorcio envuelto en la bandera de lo social o el regreso desde ultratumba del Hospital Provincial para albergar bibliotecas y escuelas de idiomas. Nada de ello mereció la atención de quienes dicen tener en cuenta necesidades de los ciudadanos.

 

Estas promesas, como tantas otras, se unen a la Santa Compaña en la que ya penan el millón y medio de euros que adeudan para rehabilitar la Alcazaba, o las ermitas de la Consolación y el Rosario, que han mudado de ejercicio como quien muda de ropa interior.

 

Las promesas, en manos de trileros, pasan de año a año como bolitas en un cubilete. Y nosotros, las asociaciones y colectivos implicados con la ciudad y el barrio, los bobos al fin y al cabo, asistimos hechizados a la engañifa mientras apostamos debajo de qué chistera se esconde el puñetero conejo.

 

Preguntaremos, mientras ríen, por qué semejante desprecio; el porqué de la mojada que nos empapa la espalda. Ellos nos dirán que nuestra bolita está ahí, debajo del cubilete de las partidas genéricas, donde caben todos los conejos, palomas y fuegos de artificio que cualquier prestidigitador que se precie sabe manejar con soltura; y esperarán que volvamos a apostar porque así es el juego, sus reglas.

 

A tiempo están de no demostrar empíricamente que este barrio y todo su patrimonio les importa un comino. A tiempo de demostrar que no son unos mentirosos descarnados y sin escrúpulos que incumplen sus promesas. A tiempo de no dañar la institución de servicio público que representan. Pongan la pasta en aquello que prometieron y cumplan.

 

Los cero euros para el Consorcio o el centro de salud, los 2.200 de Almossassa o los 4.000 para nuestro Carnaval -por mencionar otros espantajos- suponen una afrenta insoportable. ¿Acaso es una estrategia para soliviantarnos y dinamitar aquello en lo que jamás han creído?

 

Quizás, si hubiéramos sido la feria de la tortilla de Villanueva, un monumento gastronómico en Llerena o una expo en Dubái hubiéramos salido mejor parados. Y con menos honra mancillada.

 

POR: SOS Casco Antiguo, Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, Asociación Cívica y Amigos de Badajoz.