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Quinquenios de idas y vueltas

11 de Febrero de 2017

Quinquenios de idas y vueltas

Así nos va. Llegan y dicen “oiga, que no tenemos tren ni rápido ni digno”, y se vuelven, y ya está. Eso no sirve para nada. Gesticula y bracea enfadado mi amigo harto de las malas comunicaciones de nuestra tierra. Enfadado con razón como lo están otros muchos amigos, enemigos, conocidos, compañeros, familiares o convecinos, míos y de ustedes, y otros muchos que ni conocemos ni conoceremos porque tan difícil es salir como entrar. Viajeros y mercancías en permanente espera.  Hartos los nativos y los que, creyendo en el espejismo de las viejas promesas, se arriesgaron y vinieron a vivir entre nosotros. Y es que acumulamos antigüedad (nos deberían pagar una compensación  por daños y perjuicios o por tiempo de banquillo chupado) porque transitamos ya por el tercer quinquenio después del solemne acuerdo de Figueira da Foz. Acumulamos años, pérdidas y estancamiento que se traduce en retraso.

Está harto mi amigo, claro que sí. “Oiga, que no tenemos tren” dicen los que tienen turno de gobierno regional. Y ya está. Viaje de vuelta. Claro que los otros, los correturnos de la Villa y Corte, vienen aquí cuando les toca y  vuelven a prometer lo que mejor les parece en cada coyuntura (tramos, millones, fechas, electrificación, velocidad…. Da igual) y también se van. Hasta la próxima, y aquí seguimos, en el desierto, en el Atacama de las comunicaciones, y decimos adiós a empresas y proyectos hartos también del largo y pesado tránsito por este bucle eterno en el erial del tiempo, boca seca y cantimplora vacía. Tras ellos marchan los que tuvieron que dejar ilusiones y trabajo.

Hace poco vino el último mensajero, correcaminos, con sus titulares. En realidad nada, bueno sí, dijo el ministro que tenemos que estar orgullosos de tener en Extremadura un viaducto como el del Almonte. Pues que bien, se lo decimos a los de la cantimplora que ahora buscan agua en otras zonas mejor dotadas aunque sin viaducto del que sentirse orgullosos ¡Pobrecillos!

No sirve de nada ir a la capital del reino, quejarse, y volver sin más. Hay que insistir hoy, mañana, pasado. Cada día. Tiene razón quién así me habla, pero no es solo obligación de los políticos, también es la nuestra, los ciudadanos hartos - nuestros amigos, enemigos, conocidos, compañeros, familiares, convecinos, ustedes, yo, y por supuesto el amigo que voltea el aire con su quejido- tenemos que insistir un día y otro en la indecencia que para un país supone tener a todo un territorio aislado, un territorio que forma parte de esa España de la que a muchos se les llena la boca. Pero no lo hacemos. La última vez, y primera que yo recuerde, que salimos a la calle por este asunto fue el pasado 22 de octubre. Hasta ahora.

Pero, ¡aleluya!, hay un punto de esperanza para nuestras mercancías y para la Plataforma Logística que por ende impulsarían la Alta Velocidad en Extremadura; son noticias, por ejemplo, sobre la electrificación de la vía entre Sines y Caya. No sé si finalmente Sines se convertirá en el gran puerto de llegada de containers a Europa desde el ampliado canal de Panamá o tendrá que ceder ese puesto por la presión de otros intereses en liza, pero parece que Portugal confía en su importancia como punto estratégico y eso nos viene de perlas a nosotros, los que esperamos a este lado de la raya.

Quizás nos venga del oeste el impulso que los nuestros nos niegan. Oremus.