Texto: Dr. Pablo García, Cardiólogo

Hagamos un alto entre tantas noticias sobre la pandemia para reivindicar este día. Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en Extremadura. Incluso en el pico de incidencia de COVID-19 es unas seis veces más probable que presentemos una angina o un ictus.

Cambiar un dulce por una pieza de fruta

Con gestos sencillos de la vida cotidiana es como mejor podemos cuidar la salud de nuestro aparato cardiovascular.

Igual que no utilizamos la gasolina más barata para llenar los depósitos de nuestros coches y hacer que sus motores duren lo máximo posible, así debemos vigilar nuestra dieta.

Cambiar los hábitos alimenticios puede ser una de las cuestiones más complicadas, pero de las más efectivas para que nuestro corazón cumpla muchos años.

Debemos empezar por un desayuno que nos aporte energía, pero no a costa de alimentos excesivamente calóricos o procesados como la típica caja de cereales.

A media mañana tener a mano nuestra fruta favorita será la mejor opción.

La comida del mediodía debe aportarnos la ración diaria de legumbres o verduras.

Por la noche evitar ser tardones y las cenas demasiado abundantes.

En el balance semanal deberían pesar más las frutas, verduras, legumbres, fibra y pescado que las carnes, los aperitivos, pasteles, etc.

Dime cuánto te mueves y te diré qué corazón tienes

La actividad física no es solamente buena para nuestro corazón. También permite desconectar del estrés cotidiano y socializarnos.

Caminar diariamente a buen ritmo puede ser un ejercicio completo y suficiente a partir de una determinada edad.

No obstante no debemos conformarnos solamente con ejercicios aeróbicos. Entrenar a nuestros músculos es fundamental para ayudar al organismo a combatir los kilos de más.

La flexibilidad y el equilibrio también son aspectos importantes que debemos entrenar para mantenernos ágiles.

La meditación, el yoga o el taichí han demostrado mejorar la calidad de vida y disminuir los ingresos de personas con cardiopatías.

Así que si otras disciplinas más clásicas como el ciclismo o la natación no nos han convencido, es buen momento para explorar estas alternativas.

Las nuevas tecnologías: aliadas o enemigas

Durante la pandemia se están impulsando las consultas remotas por la necesidad de reducir la concentración de personas en espacios muy cerrados.

Para los detractores, saber que no se trata de sustituir la consulta presencial, sino de complementarla e intentar ser más eficientes.

Los relojes inteligentes y otros dispositivos permiten anticiparse a patologías, hacer seguimiento de pacientes y se están desarrollando mucho en el campo de la cardiología.

El futuro pasa porque los pacientes tengan en sus domicilios consolas donde registrar sus datos de constantes vitales, actividad física e incidencias para tener un seguimiento más estrecho.

El lado negativo es que los dispositivos electrónicos están detrás de una epidemia de inactividad física sobre todo entre los más jóvenes, cuyas consecuencias están por ver.

Además para los adultos suponen un aumento del nivel de estrés, por la cantidad de notificaciones que recibimos a diario.

Y por último, el exceso de información no contrastada presente en redes, conocido como infoxicación, puede ser peligroso para nuestra salud.

Está en nuestras manos

Combatir la epidemia de las enfermedades cardiovasculares está en nuestras manos. Esas que ahora nos lavamos compulsivamente por temor al bichito.

El estado puede actuar mediante ciertas políticas para preservar la salud de los ciudadanos. No obstante, al final nuestros actos cotidianos serán los que mejor definan nuestra salud y la de la sociedad del futuro.

Los pasos serán como hemos dicho estos tres: ser consistentes con nuestros hábitos alimenticios, intentar ser más activos y fomentar el uso responsable de las nuevas tecnologías.

Hagámoslo posible entre todos.

Feliz día del corazón.