Un único triunfador, con mucha torería
Segunda corrida de Feria de San Juan 2017, más de media entrada en el coso pacense, en la que participaron Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y Ginés Marín.
Primer toro para Morante de la Puebla que lidiara suelto en los comienzos. Sonaron pitos por exceso de varas, sin destacar el tercio de banderillas.
El astado no conectaba con la muleta no sacando Morante provecho. Pitos en los tendidos y faena para olvidar. Silencio para Morante y pitos en el arrastre.
Segundo Toro, y en esta ocasión en suerte para Alejandro Talavante. Comienzo de faena vibrante con pases de gusto. Bien presentado el astado, que recibió un tercio de banderillas que fue aplaudido.
Se gustaba el matador, con naturales exquisitos. No tuvo suerte al entrar a matar y pinchó. Sonó un aviso y ovación acérrima de la plaza tras acabar con la vida de su oponente. Aplausos para el toro en su arrastre.
Tercer toro. También muy bien presentado este tercero de la corrida en suerte para el torero oliventino, que lo recibió con capotazos adecuados, buen tercio de banderillas con escaso castigo en varas.
Muy pletórico y laborioso el torero que después de una faena llena de arte, lo mató con rotunda estocada. Dos orejas y ovación en el arrastre.
Cuarto toro muy serio. Sin conexión y fuera de tono Morante. Rotundos pitos sonaron en los tendidos tras sus prisas para matarlo.
Aplausos para el astado. Bronca monumental para el matador.
Quinto toro, turno y segundo para Talavante en suerte. Voluntarioso desde sus comienzos que no llegó a conectar con su oponente ni los tendidos.
Demasiada carga de varas. Pasada la mitad de la faena se cerró en banda el cornúpeta y no logró sacarle provecho el extremeño.
No tuvo la suerte necesaria el matador. Silencio y silencio en el arrastre.
Sexto toro, (sobrero) con presentación también exquisita. Buen comienzo de faena de Ginés, destacable las ganas y la superioridad ante su oponente.
Brillante el tercio de banderillas. Pases, pases y más pases con colorido y llenos de arte, que llegaron a los tendidos.
De estocada implacable llenó de pañuelos el coso y la petición de oreja. Consiguió una oreja que tras su enorme trabajo parecía escasa. Ovación en el arrastre.
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