2 de cada 5 accidentes infantiles en Extremadura ocurren sin supervisión adulta
5 de Agosto de 2018
El verano dispara las urgencias hospitalarias por quemaduras y lesiones dermatológicas en hasta un 50%. Los niños son un colectivo de riesgo.
En plena ola de calor son muchos los extremeños que acuden a la playa y la piscina para intentar soportar las altas temperaturas con sus pequeños. Por desgracia son muchos también los que, al hacerlo, no toman las medidas necesarias para preservar la seguridad de sus hijos. Y aquí estamos hablando, principalmente, de no proteger su piel correctamente del sol y de perderles de vista en la piscina o la playa.
Tal es así, que según los datos que maneja el comparador de seguros de salud Acierto.com, 2 de cada 5 accidentes infantiles en verano tienen lugar sin que un adulto se encuentre presente. La compañía también apunta a que las quemaduras solares, las picaduras y las caídas son los percances más comunes entre los niños extremeños. Y no es de extrañar si tenemos en cuenta que es en esta época del año cuando más tiempo pasan fuera de casa, realizan actividades al aire libre que disparan los riesgos, etcétera.
Es por eso que la prevención resulta fundamental. Además y respecto del sol, se estima que es durante la infancia y la adolescencia cuando recibimos el 80% de la radiación solar que percibiremos durante toda nuestra vida.
En todo caso, aquí también cabe comentar que hasta el 99% de los extremeños se ha quemado alguna vez, y que hasta el 1 de cada 5 adultos reconoce no protegerse bien. El motivo principal es el desconocimiento y el error más frecuente usar un fotoprotector inadecuado. Teniendo en cuenta que la radiación solar es la principal causa de cáncer de piel en nuestro país, que los niños son un colectivo de riesgo -su piel es más fina- y que el número de afectados por esta enfermedad se ha incrementado hasta un 10% en el último año, no se trata de una cuestión baladí.
De hecho, es durante esta temporada cuando las consultas al dermatólogo se elevan hasta un 50% por quemaduras pero también por picaduras e infecciones cutáneas -producidas por hongos, parásitos y similares, y agravadas por una deficiente o inexistente fotoprotección-. Pero centrémonos en los benjamines de la casa.
Por fortuna, para prevenir estos accidentes infantiles existen una serie de pautas que podemos poner en marcha.
La más importante educar al niño y transmitirle el peligro y consecuencias de aquellas actividades que lo entrañen.
En ocasiones y por puro desconocimiento, su percepción se encuentra distorsionada. También conviene inculcarles determinadas normas de seguridad relacionadas con las grandes aglomeraciones, el agua, el uso de petardos -muy propios de las fiestas veraniegas-, barbacoas, aparatos eléctricos -especialmente si tenemos en cuenta que es más fácil que vayan descalzos y mojados por casa, abran la nevera en dichas condiciones-, patines, etcétera.
Por otra parte, lo más conveniente es que beban siempre agua embotellada y que aprendan a ingerirla con regularidad. Es un hábito muy saludable que les acompañará a lo largo de toda su vida. Para ahorrarles las intoxicaciones alimentarias iremos con especial cuidado con la manipulación de los ingredientes. Es básico que se laven bien las manos y que aprendan a limpiar frutas, verduras y otros desde una edad temprana.
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