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Badajoz

Érase una vez una bandera y sus protagonistas. Así fue y así se hizo

Badajoz

28 de Octubre de 2023

Érase una vez una bandera y sus protagonistas. Así fue y así se hizo

 

Érase una vez una localidad de las muchas que conforman el país llamado España, capital de provincia, orgullosa de sí misma, de sus costumbres y de su rica historia, una localidad de gentes amables y acogedoras, y también agradecidas, con sus autoridades y su gobierno local que, en su devenir, poco a poco, iba renovando el paisaje de la ciudad, haciéndola mas bella, mas acogedora, recuperando espacios y creando otros nuevos. Humana al fin, con sus defectos y virtudes. Todo parecía estar bien, y todo parecía, dentro de sus propias limitaciones y avatares diarios, que la ciudad iba resurgiendo desde sí misma hasta que, por decirlo de alguna forma, el patito feo se iba convirtiendo en cisne, o al menos esa era la intención de sus dirigentes.

 

En una ocasión tuvo lugar la visita de una autoridad a la ciudad, y en la audiencia debida, pregunto por la enseña de la ciudad que la representaba. Ante tal pregunta, el representante de la ciudad tuvo que confesar que aún estas alturas, carecían de ella. La conversación cambió de dirección, pero el representante de la ciudad tuvo en cuenta para sí mismo el apuro del momento pasado, y decidió que esa anormalidad institucional no debía seguir.

 

Decidió entonces retomar una cuestión planteada por un representante de la corporación municipal un año antes, en 2021, donde propuso que se decidiera sobre cual debía ser el día de la ciudad, y sobre la posibilidad de crear una Comisión que diseñara esa insignia eternamente ausente y debida a la ciudad. Ya tiempos atrás se habían planteado distintas propuestas de modelo de insignia, pero todas quedaron guardadas en el cajón, y el representante de la ciudad decidió que ya era hora de sacar el tema y desempolvarlo y, sin más, retomó aquella propuesta y convocó a todas las personas que en ese tiempo habían propuesto un modelo de insignia para la ciudad, y con ellos se reunió. Había representantes de las asociaciones civiles y particulares en aquella primera reunión, y hasta un cronista oficial de la ciudad que pronto se desvinculó, y los animó a que en adelante debatieran la posibilidad de diseñar un modelo de insignia consensuado para la ciudad que realmente la representara y, para ello, tal diseño debía ajustarse a las normas de la ciencia heroica y de las banderas.

 

La Comisión debatió y habló de los posibles símbolos que históricamente podían marcar la identidad de la ciudad y sobre esa base se fueron revisando los modelos, hasta llegar a la conclusión que la insignia debía contemplar tres símbolos: un león, una columna y unas ondas de agua, porque la ciudad fue reconquistada a los musulmanes por un monarca leones, representado por el león, porque como ciudad fronteriza del reino de España que siempre fue, la columna con el lema Plus Ultra, Más Allá, venía a representar ese carácter histórico-fronterizo, y finalmente, el rio que bañaba la ciudad y sobre el que surgió históricamente la ciudad, las tres ondas de agua. Además, la insignia debía ser de gules, en su tonalidad carmesí, porque la ciudad, desde su conquista, tuvo carácter realengo, dependiente de la corona de Castilla-León, cuyo color es el gules, carmesí. Así se decidió por aquellos que formamos la Comisión, una vez que el resto se desentendió y desistió de pertenecer a ella.

 

Y llego el día, y presentamos públicamente la insignia decidida, y todos los medios se hicieron eco. Pero no iba a ser tan fácil. Aquel representante de la ciudad, perteneciente a un grupo político minoritario, se encontró con la férrea oposición de los demás grupos políticos y, finalmente aquella propuesta de insignia quedó rechazada, y la ilusión desbordada en el trabajo realizado quedó frustrada como consecuencia de intereses políticos. Todos quedamos tristes y con la sensación que la ciudad, desgraciadamente, seguiría sin insignia que la representara.

 

Pasaron los días y los meses, y cuando ya la cuestión estaba casi descartada, la situación política cambió, y aquel representante de la corporación local que antaño en 2021 impulsara la cuestión sobre la insignia, vio clara la ocasión para retomar la posibilidad de una insignia para la ciudad y así lo hizo, volviendo a presentar una moción para que el expediente se volviera a llevar a su debate y aprobación por el pleno de la corporación local. Nuevas luces de esperanza se abrieron y esta vez si se aprobó y, con ello, el inicio del trámite para su aprobación definitiva. Sin embargo, aún habrían de llegar nuevos intentos por frenarlo. Se presentaron alegaciones por una asociación de la ciudad y por uno de los grupos políticos, sin fundamentos claros y con indicios obvios de frenar el procedimiento, pero, vano intento, porque esas alegaciones fueron fácilmente desmontadas y, por tanto, rechazadas. El procedimiento siguió, salvando un obstáculo más. Un 27 de julio del año 2023 se alzaron las manos en el pleno municipal aprobando la insignia. Ahora solo quedaba que la autoridad autómica sancionara positivamente el expediente y a ella se remitió. Un tiempo de espera. Un tiempo de incertidumbre, de dedos cruzados.

 

Un 11 de octubre de 2023, víspera de la festividad de la Virgen del Pilar, llegó la ansiada respuesta: todos los pronunciamientos favorables por la autoridad autonómica. Las ilusiones y las esperanzas, antes frustradas, se convirtieron en plena satisfacción por haber salvado todo un camino lleno de obstáculos.

 

El 26 de octubre de 2023, en el punto número 13 del Orden del Día del Pleno Municipal que se celebró, esta vez sí, todas las manos sin excepción se levantaron al unísino, y el representante de la ciudad ordenó colocar la insignia presidiendo el salón de plenos junto con el resto de insignias. Los aplausos sonaron y el entusiasmo se plasmo en todos los que allí estuvimos.

 

Esta ciudad es Badajoz, y esa insignia es su bandera que, en adelante, la representará allá donde Badajoz este presente. ¿El mérito? Sólo y exclusivamente de sus protagonistas: un concejal, Alejandro Vélez, que lo propuso y lo mantuvo hasta el final, un alcalde, Ignacio Gragera, que lo impulsó, y los que formamos parte de aquella Comisión, el que suscribe, Miguel Calvo Verdú, Juan Arroyo, Juan Carlos Arce, Juan Carlos Romero, Julián García y Manuel Cienfuegos. Sólo ellos y nada más que ellos, y es su mérito y su protagonismo, sin que nadie se pueda atribuir el derecho a hacer sombra sobre ninguno de ellos, y ellos serán los que pasen al protagonismo de la historia de la ciudad y nadie más, y así debe reconocerse, y así debe de quedar constancia en las crónicas futuras de la ciudad y así debe se obligado por los cronistas oficiales el hacerlo constar sin distorsión alguna.

 

Esta es la historia que les cuento en homenaje a sus protagonistas y para que así se entienda que así fue, así sucedió y así se llegó a crear una bandera que Badajoz necesitaba de una vez.

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