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La urgencia en la regeneración sindical es clave para el SIP

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11 de Noviembre de 2022

La urgencia en la regeneración sindical es clave para el SIP

 

El Sindicato Independiente Progresista afirma que casi todos los empleados públicos con los que se habla -algo parecido sucede en el sector privado- afirman no querer saber nada de los sindicatos: "El rechazo es alarmante". 

 

A nadie se le escapa que España vive una crisis de decadencia económica, social y política desde hace décadas. De lo que casi nunca se habla es del papel que ocupa el sindicalismo en esa crisis que, a juicio del Sindicato Independiente Progresista, es tan o más importante que lo demás.

 

Desde el SIP se viene trasladando al funcionariado extremeño un mensaje primordial: hay que regenerar con urgencia la forma de hacer sindicalismo.

 

Las propuestas están calando en los empleados públicos, aseguran, porque coinciden mayoritariamente con su sentir, ya que están basadas en una financiación mediante las cuotas de los afiliados "para romper el hilo invisible que une las subvenciones con los intereses políticos", también por una transparencia sobre el crédito sindical y el patrimonio de las organizaciones, así como "la necesidad de prohibir compatibilizar el trabajo sindical con el político e imponer definitivamente los temarios oficiales que ayuden en el estudio a opositores y funcionarios, eliminando el abuso de las academias y la discrecionalidad de los tribunales".

 

"Y es que, como sabemos, en la Junta de Extremadura existe, entre muchos trabajadores, una sensación de abandono que coincide con la realidad: centros de menores con agresiones cotidianas que se ven superados por la situación, empleados de las inspecciones técnicas de vehículos que no tienen reconocida la categoría que les corresponde, funcionarios de diversas áreas que ven bloqueadas sus competencias por los jefes, empleados públicos que corren riesgos diarios sin ver reconocidos pluses de peligrosidad, retrasos interminables de las ofertas de empleo y un larguísimo etcétera que le da sentido común a su enfado con la Administración y con los sindicatos clásicos". Estos últimos, en muchos casos, les dicen, sin rodeos, que no les pueden ayudar.

 

El SIP se propone acabar con todo esto, e ir más allá: cambiar la legislación para que se pueda transformar el modelo de sindicalismo. Aunque mucha gente no lo sabe, los sindicatos llamados "mayoritarios" juegan "dopados". No solo por las subvenciones. "¿Se imaginan que PP y PSOE partieran con diputados de más antes de la noche electoral por ser los dos partidos mayoritarios? Esto es lo que sucede con los grandes sindicatos a raíz de la ley sindical vigente", explican.

 

Por eso, uno de los proyectos a medio plazo del SIP es recoger firmas para cambiar la ley y redactar un nuevo modelo, "con independencia radical de la clase política, con transparencia absoluta (a día de hoy no se sabe cuánto cobran los líderes de los sindicatos "mayoritarios"), puesta a disposición de los trabajadores del patrimonio suntuario acumulado por las organizaciones y, en fin, adecuación de los objetivos sindicales a las necesidades reales de los empleados. Porque el sindicalismo del futuro será regenerado, o no será".

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