OPINIÓN: Almaraz y el final de la era atómica
El debate acerca de la energía nuclear en España siempre ha estado lleno de ocultaciones, de fraudes, de manipulaciones, de promesas falsas, de costes ocultos afrontados por toda la ciudadanía, de yacimientos de uranio encubiertos, de accidentes graves siempre silenciados por no tener el alcance de otros a nivel mundial, pero también ha tenido las mayores contestaciones sociales desde los ámbitos municipales, vecinales, ecologistas y científicos.
La central nuclear de Almaraz comenzó a construirse en 1973, (va a cumplir cincuenta y cinco años en 2028 con su cierre definitivo), y en 1979 supuso la mayor concentración contra la construcción de otra central en Valdecaballeros, que originó su clausura en 1984. La sociedad española había impedido hasta entonces la construcción de otras 22 centrales nucleares. Las nucleares llegaban a España, planificadas por el régimen franquista, aceptando las chatarras nucleares de diseño francés (pretendían tener la bomba atómica española) y desde luego consintiendo la tecnología americana que había decidido no construir más centrales en EE. UU. debido al enorme impacto, humano, medioambiental y económico, del accidente de Harrisburg en 1979.
Hoy en día no hay ningún modelo nuevo (los de tercera generación) que haya conseguido superar ni los costes de inversión iniciales (costaría más de 16.000 millones de euros), ni el tiempo de construcción requerido (más de 15 años), ni la seguridad prometida y desde luego el reciclaje de los residuos, salvo para su uso, insolente, militar. Buena parte del parque nuclear mundial ha cerrado sin sustitución aparente (solo 30 países poseen nucleares), las empresas tecno nucleares han cerrado y solo queda el lobby pro nuclear internacional (francés y americano) planteando prolongar las actuales o bien imaginar tramposos nuevos reactores pequeños y modulares para contentar a los indecisos.
Sin embargo, todo el ciclo del átomo sigue en juego sin abordar el verdadero desmantelamiento nuclear y el enorme coste económico y científico para solucionar la gestión de los residuos altamente radiactivos durante los próximos miles de años. Dentro de la Unión Europea, España y Alemania sí han iniciado una política escalonada de final del ciclo electronuclear y el despegue masivo de las energías renovables.
En España, desde 2019 ya conocemos el calendario escalonado de cierre de las 7 centrales aún en funcionamiento (las otras tres se cerraron en 1986, 2006 y 2013), y a la vez el papel de liderazgo del sector electronuclear en la economía nacional, acaparando entre cuatro multinacionales todo el mercado renovable español gracias a las concesiones prioritarias otorgadas por los diferentes gobiernos del bipartidismo político hegemónico.
Para dar a conocer todo el entramado de la industria electronuclear, Adenex ha querido publicar un exhaustivo informe exponiendo el caso de los dos reactores de la central nuclear de Almaraz desde su entrada en funcionamiento hasta hoy.
“Amanecer sin Almaraz” (septiembre, 2025. 267pp) recoge las principales aportaciones del movimiento social y ecologista que en la gran mayoría de intervenciones ha conseguido descomponer las tres condiciones por las cuales las nucleares han subsistido tanto tiempo: su origen y vinculación militar; los subsidios económicos y financieros otorgados por el Estado español a la minera y hasta la gestión de residuos que ha creado el espejismo de que las nucleares no afectan al cambio climático; y el reconocimiento de falta de seguridad sistemática, de incidencias en la salud, de su nula aportación local de emprendimiento empresarial, de su incidencia contaminante en el norte de Extremadura y en Portugal, con un Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) hasta hace poco rehén de las propietarias de la central.
Lo hemos realizado, desde Adenex, por ser testigos directos y de documentación, protestas, declaraciones, robos, eventos y respuestas sociales que de otra manera se hubieran perdido en el tiempo.
Una nuclear no es una fábrica que cierra por capricho empresarial, ni se puede jugar a mantenerla otros tres años más para ver qué pasa o bien porque el país lo necesita. Lo que ha cambiado radicalmente en España en estos últimos años es la instalación de las energías renovables que precisan de modelos descentralizados y ahorradores de energía que jamás una nuclear puede ofrecer.
Hemos querido ofrecer una publicación única dentro del mundo editorial en lengua española, con un diseño gráfico singularizado, que ayude a los lectores en la búsqueda de información y entendimiento. Se ha cuidado el índice temático y la bibliografía que aporta enlaces para seguir determinados aspectos de la energía nuclear en el mundo, como los relacionados con la seguridad, proyectos y devenires de una energía que está llegando a su fin ofreciendo hoy los últimos estertores.
Su lectura implica reconocer muchas de las falsedades que hoy, en el final de la era atómica en el mundo entero, siguen repitiendo como si estuviéramos en los años 70 del siglo pasado.
Nos explicamos:
- LA POBLACIÓN SIGUE SIENDO ANTINUCLEAR. No es cierto que la población de la zona de Almaraz quiera seguir la ola de determinados sectores políticos y económicos, como bien se comprobó el 4 de octubre en un acto en Navalmoral de la Mata, donde pretendían reunir a 4.000 personas y solo asistieron 600. Lo convocaron la presidenta regional, el presidente de la diputación de Cáceres, los 2 partidos mayoritarios, los alcaldes de la zona y cámaras de comercio y empresarios varios ...no asistieron ni los trabajadores de la central.
- SIMILITUDES CON OTRAS CENTRALES. No es cierto que haya una central similar en EE. UU. y que se la haya autorizado 60 años de funcionamiento…. Otros dicen que 80, total, ¡qué más da! En EE. UU. los años se cuentan desde el inicio de la construcción (Almaraz tendría entonces 55 años). Y en EE. UU. las autorizaciones no sé conceden de 10 en 10 años como en España, sino los años que la empresa propietaria considere que va a obtener beneficios… y si no los obtiene, pues cierra. En España, si una central cierra por su cuenta (dentro del periodo autorizado) es multada por el Ministerio (Iberdrola ya lo ha hecho y ha sido multada).
- LA CENTRAL HA IMPEDIDO QUE LA ZONA PROSPERE. No es cierto que con el cierre no haya más trabajo en la zona... hay 15 años de trabajos de desmantelamiento y hay un polígono industrial regional de 400 hectáreas donde por fin (llevaba 15 años abandonado) ya han comenzado a instalar empresas.
- LA ZONA YA ESTÁ PREPARADA PARA AMORTIGUAR EL CIERRE. No es cierto que con el cierre la comarca se empobrecerá, pues además desde los presupuestos del estado se aportarán millones durante 15 años... lo grave es que lo gestionen los ayuntamientos y diputación de la misma manera que lo han hecho con las millonadas que han recibido desde hace 45 años.
- TODA INDUSTRIA NUCLEAR TIENE FECHA DE CADUCIDAD Y PONE EN PELIGRO A POBLACIONES ENTERAS INCLUSO AFECTANDO A PORTUGAL. No es cierto que la central sea la que se sitúa en las mejores condiciones de seguridad, dado que la empresa que ha realizado ese informe forma parte de la propia industria de Almaraz y del lobby internacional francés. En el año 2024, Almaraz fue la central con más incidencias en España.
Y hay que decirlo precisamente en estos momentos de intoxicación acerca del cierre de una industria que, con fecha de caducidad, ya plantea 15 años de trabajos de desmantelamiento y restauración medioambiental con una fuerte inversión estatal para la región, provincia y zona del entorno, y un polígono industrial regional, por fin en marcha después de 15 años de abandono.
Lo que sí nos sigue preocupando es seguir 55 años más soportando los residuos altamente peligrosos.