Celso Morga presenta su renuncia al Papa
26 de Enero de 2023
Este lunes, 23 de enero, monseñor Celso Morga Iruzubieta presentaba su renuncia al Santo Padre como arzobispo de Mérida-Badajoz en cumplimiento de lo que estipula el Código de Derecho Canónico
El canon 401 § 1. del Código de Derecho Canónico, establece que al cumplir los 75 años el obispo deberá presentar la renuncia de su oficio al Santo Padre: «al Obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias».
Don Celso continuará al frente de la Archidiócesis hasta que el Santo Padre acepte dicha renuncia y nombre un sustituto, algo que no tiene que ser inmediato necesariamente. Mientras tanto seguirá trabajando, como lo ha hecho hasta ahora, de manera entregada y al servicio de la Archidiócesis y seguirá con sus responsabilidades en la Conferencia Episcopal Española, donde es miembro de la Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios desde marzo de 2020. Además, pertenece a la Comisión Permanente de la CEE.
En Mérida-Badajoz desde 2014
El 8 de octubre de 2014 se hacía público su nombramiento como arzobispo coadjutor de Mérida-Badajoz. Tomo posesión el 15 de noviembre de 2014. Es arzobispo titular de esta sede desde el 21 de mayo de 2015, fecha en la que el papa Francisco aceptó la renuncia presentada por Monseñor Santiago García Aracil.
El 21 de junio de 2021 el papa Francisco lo nombró miembro del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, dicasterio que ejerce la función de Tribunal Supremo y vela por la recta administración de la justicia en la Iglesia.
Agradecido
En la carta de renuncia, que lleva fecha de 18 de enero, memoria de san Juan de Ribera, obispo de Badajoz, don Celso muestra su agradecimiento “a Dios por este oficio episcopal que, por mandato de Su Santidad me fue conferido hace ya ocho años. Ha sido un periodo de gracia y bendición en el que he podido ejercer el ministerio como Obispo de un modo distinto al que conocí al inicio de mi episcopado sirviendo en la Curia romana. El pastoreo del Pueblo de Dios es un gozo que guardaré siempre en el corazón como un tesoro inestimable. Ahora sé que debo dar un paso atrás, y evitar la tentación de creerme imprescindible”.
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