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Monumentos épicos de la historia extremeña a punto de desaparecer

22 de Febrero de 2020

Monumentos épicos de la historia extremeña a punto de desaparecer

Son 62 los puntos rojos sobre el mapa extremeño que indican el patrimonio cultural que se encuentra sometido a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.

Algunos de ellos datan de los primeros siglos d.C y otros incluso antes de Cristo, convirtiéndose en parte del ADN de la comunidad sobre la que se fundaron.

En Extremadura son muchos los que se encuentran en un estado lamentable pero, pese a ello, merece la pena verlos y darlos a conocer para lograr su consolidación o restauración.

CUATRO MONUMENTOS ÉPICOS

En este ocasión destacaremos cuatro de los 62 existentes, cuyas descripciones han sido elaboradas por la Lista Roja del Patrimonio.

Castillo de Portezuelo

Esta increíble edificación se sitúa sobre un cerro que dominaba el desfiladero por donde pasaba la antigua calzada romana de la Dalmacia. El origen de esta edificación está en la ocupación musulmana de la península, aunque no hay referencia alguna anterior al año 877, en el cual ya se citaba la existencia de dicho castillo.

La fortaleza sirvió en la Alta Edad Media como defensa contra la expansión cristiana. Pasó varias veces de manos hasta 1212, año en el que es arrebatado a los almohades definitivamente por Alfonso IX de León y cedido a la Orden de Alcántara en detrimento de la Orden del Temple, teniendo como consecuencia una continua disputa entre las dos órdenes militares hasta la desaparición de la última en 1310.

Durante estos años y conforme la frontera con los musulmanes se alejaba, mantuvo su función defensiva pero esta vez contra las posibles incursiones del Reino de Portugal. Fueron varios los asaltos y asedios que sufrió este castillo y por tales motivos la orden de Alcántara comenzó su reconstrucción a partir del siglo XIV. Durante el siglo XVI el estado del castillo llego a rozar la ruina, el 2 de abril de 1548 se le encargó a Pedro de Ybarra que realizase las obras, siendo rematadas por Alonso Hidalgo. Su abandono se fecha en la segunda mitad del siglo XVII, disfrutando hasta ese momento de gran riqueza.

Monasterio de San Isidro de Loriana

Construido sobre una ermita templaria en 1552 a instancia del franciscano fray Alonso de Manzanete. El lugar escogido, la dehesa de Loriana pertenecía al caballero Juan Velázquez Dávila, quien se ofreció a correr con los gastos de edificación del convento y la atención a los religiosos, siempre y cuando, la edificación fuera en esta dehesa de su propiedad.

En el año 1605 fue reformado, por la gran humedad que el había ante la proximidad del río, y reedificado en un lugar más seguro y alto. Realizado en mampostería, ladrillo y sillares.

Como consecuencia de los daños sufridos durante la Guerra de la Independencia y de las desamortizaciones posteriores, fue abandonado definitivamente por los frailes en 1841.

Ermita del Santo Cristo de Talaván

De la conocida como capilla del cementerio viejo solo permanece en pie el abovedamiento más o menos semiesférico de la capilla mayor, la cual se remata en el exterior con una aguda pirámide maciza de ladrillo. El resto de techumbres y buena parte de los muros se han perdido, arrastrando consigo los esgrafiados que sustentaban. Durante el siglo XIX y buena parte del XX el recinto se adaptó como cementerio municipal. Su posterior desacralización y abandono coadyuvaron al aceleramiento de la ruina.Lo más señalado de esta capilla es la colección de esgrafiados de peculiarísima iconografía.

El cenit lo ocupa un disco gallonado o mandala compuesto por 21 gallones o pétalos. Desde este disco parte una retícula radial de esgrafiado que cubre toda la cúpula, formada básicamente por cuadrados que inscriben florones.

El programa decorativo se completa con la parte alta de los muros, lindando con la base de la bóveda mediante un friso de esgrafiado, en el que parejas de figuras fantásticas, mitad humanos y mitad vegetales, sujetan medallones con las Armas Christi o elementos de la Pasión de Cristo. Son un inmejorable ejemplo de esgrafiado cacereño de la Edad Moderna (ss. XVI-XVIII), manifestación artística autóctona que no tiene parangón en ningún otro lugar de España.

Convento de San Antonio de Padua

Convento franciscano fundado en 1476 por don Enrique Enríquez de Mendoza y doña María Teresa de Guzmán, primeros condes de Alba de Liste. En el siglo XVII, el IX Conde, don Luis Enríquez de Guzmán, Virrey del Perú, acometió una importante reforma y ampliación del edificio.

Fue desamortizado y, en enero de 1843, fue destruido por los propios vecinos de Garrovillas que buscaban supuestos tesoros. Desde entonces no ha sufrido más que calamidades, expolios y vandalismo.

En febrero de 2020 los dueños lo han donado gratuitamente a la Junta de Extremadura.