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OPINIÓN: Ruinas con el corazón partío en Badajoz

18 de Abril de 2021

OPINIÓN: Ruinas con el corazón partío en Badajoz

El inicio del derribo de ruinas y solares en la calle Eugenio Hermoso supone un punto de inflexión para quienes residimos en una de las zonas más degradadas de nuestro casco antiguo.

Con el “corazón partío”, que cantara Alejandro, asistimos al fin de un proyecto vital y, quizás -aunque eso está por ver- al inicio de algo esperanzador.

Las ruinas, que hoy comienzan a ser polvo y escombros entre los dientes de la excavadora, antaño fueron los hogares de gente a la que conocemos, quienes compartieron una parte de nuestras vidas pasando a formar parte de la memoria colectiva del barrio. Leo, Tony, Teresa…son nombres ligados a este ocaso provocado por un proyecto faraónico del Ayuntamiento de Badajoz, que, empeñado en dotar a estas calles de la oportunidad que el olvido le restó durante años, apuesta por la renovación del espacio como el arma definitiva para recuperar El Campillo y su entorno.

Poco a poco, nuestros vecinos han ido abandonando sus hogares, cerrando sus puertas, bajando las persianas para siempre; y sus casas, ahora mudas y vacías, murieron en una lenta agonía que ha durado décadas. Esta sangría de vida, este camposanto de hogares en el que la administración local ha asumido el papel de enterrador, fue la oportunidad que esperaban otros para hacer cubil de malhechores. Así, el menudeo y la prostitución han campado a sus anchas en el insalubre lodazal de solares descuidados, muros desconchados y tejados hundidos. Pero también el miedo al derrumbe repiquetea cada año con las lluvias del otoño, un miedo real que a punto ha estado de cobrarse sus víctimas en más de una ocasión.

Mucho debe demostrar ahora nuestro ayuntamiento en estas calles que tanto han padecido: por quienes perdieron su hogar, empujados por la administración, y por cuanto han sufrido quienes aún quedan en espera de esos planes que jamás parecen llegar.

Sobre la manzana planea el insufrible temor de comprobar que la pérdida de hogares y vecinos a los que apreciamos sirva para crear otro solar aún más grande; uno más que destinar a aparcamiento de barbecho. Perder a Leo, a Tony, a Teresa, como perderemos a Isabel, José, María y a tantos otros, no puede ser a cambio de un barrizal o de una obra muerta.

Quitarnos a nuestra gente para ubicar allí un mero parking -aseado o no-, no merece la pena.

El barrio tiene enormes carencias y las calles necesitan bombear vida por sus venas sedientas, resecas, agrietadas. Es por ello que, además de la apuesta particular que el ayuntamiento hace para una manzana olvidada por lustros, y que no es otra que la de construir aparcamientos subterráneos, pedimos al consistorio que tenga la sensibilidad de compensar las ausencias con un auténtico proyecto vital. Necesitamos un lugar común para nuestra comunidad, un centro cívico, una casa de la cultura, un corazón donde quepamos todos y que dé sentido real a la palabra barrio.

Que los hogares malogrados de Leo, Tony y Teresa resurjan como un manantial de agua viva. Que el fin de tanta pérdida esté a la altura del sacrificio de estas calles.

POR: SOS Casco Antiguo Badajoz