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OPINIÓN: Vara, el timo de la estampita

17 de Abril de 2018

OPINIÓN: Vara, el timo de la estampita

'El flautista de Hamelín' sería un buen título para describir los anuncios del presidente Vara en el último año prometiendo miles de puestos de trabajo a través de grandes proyectos en diferentes sectores.

El pasado verano anunciaba la firma de un protocolo para el Aprovechamiento Sostenible de los Espacios Forestales para producir en cinco años el 80 por ciento del volumen nacional de pellets creando para ello 1.500 puestos de trabajo. Sin embargo, las 79 plantas españolas están produciendo actualmente a un tercio de su capacidad por falta de demanda de pellets en nuestro país.

De hecho, en las plantas de Zalla y Güeñes trabajan una decena de personas cuando se prometieron 400 empleos, en la de Bailén se han creado 12 empleos directos y entre 25 y 35 indirectos, las plantas Gévora y Navalmoral están entre el 5 y el 10 por ciento de su capacidad, mientras que la de biomasa de Miajadas no llega a 30 empleos.

Con este panorama, ¿deberían cerrar todas las plantas del país para que Vara pueda cumplir su promesa? ¿Cómo piensa crear el presidente de la Junta esos 1.500 empleos si no hay demanda? Cuando habla de empleos, ¿se refiere a jornales? ¿a horas de trabajo? El primer paso para crearlos debe pasar por la generación de demanda a través de, por ejemplo, la apuesta por calderas de pellets en edificios públicos y particulares generando con ello empleo en pequeñas empresas de montaje, instalación etc.

Otro ejemplo es el de los casi 8.000 MW de energía fotovoltaica que están en proyecto en Extremadura, y que equivalen a 16 macroplantas como la de Usagre. Eso supone una extensión de 18.700 hectáreas para crear, como afirmaba recientemente el ingeniero industrial J. Marcelo, 4,5 empleos por cada 100 hectáreas, lo mismo que crea una dehesa bien gestionada y menos que una finca de regadío o frutales.

En el caso del parque eólico de Plasencia se han prometido 250 puestos de trabajo, pero la realidad es que, tras la obra civil, apenas 3 o 4 personas especializadas trabajarán en su mantenimiento sin generar empleo local.

La apuesta por estas macroplantas supone la utilización de grandes extensiones de tierra que no pueden ser aprovechadas para otros usos y un aumento en los gastos de distribución y transporte que encarecen el precio final de la energía. El futuro, sin embargo, va claramente hacia la generación distribuida, aunque la Junta de Extremadura también está dejando pasar ese tren.

El ISTAS, Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud, estima que la generación distribuida podría crear 135.779 puestos de trabajo en una década porque calcula que hay 13.234 MW de capacidad que pueden cubrirse con instalaciones de pequeña potencia cercanas a los puntos de consumo.

El futuro más próximo pasa porque sean las propias familias las que generen en sus hogares la energía que necesitan mediante paneles fotovoltaicos y térmicos, calderas de biomasa, sistemas geotérmicos, turbinas minieólicas, etc., pero también la preferencia por plantas renovables de tamaño medio vinculadas al consumo local. Todo ello es lo que realmente redundaría en un ahorro de la factura de la luz y en la generación de empleo para las pymes extremeñas de instalación, montaje, etc.

Otro ejemplo de megaproyectos anunciados a bombo y platillo por la Junta de Extremadura es la explotación de la mina de San José de Valdeflores en Cáceres prometiendo 1.000 empleos. Sin embargo, según la web del Sistema de Información Geológico y Minero de Extremadura, en 2015 las 136 explotaciones mineras activas en nuestra región contaban con 1.322 trabajadores. ¿Pretende el señor Vara hacernos creer que con una sola explotación se va a generar el mismo empleo que el que hay en todo el sector?

La megalomanía del 'Flautista de Hamelín Extremeño' queda patente en las facilidades obscenas para el que quiere ser el mayor casino de Europa, al que ha hecho una legislación a la medida al más puro estilo de los pliegos de contratación de la Púnica. O la alfombra roja en forma de rebajas fiscales de hasta el 97 por ciento que le ha regalado al proyecto para la mayor planta de transformación de remolacha azucarera europea.

Esto, por seis meses de trabajo al año, mientras miles de PYMES, autónomos y autónomas de esta región, que son las que realmente crean empleo, jamás podrán soñar con estas ventajas mientras chocan una y otra vez con la muralla de la burocracia de la Junta de Extremadura.

El señor Vara toca la música que todos quieren escuchar pero los datos demuestran que detrás de su melodía solo hay promesas vacías y papeles en blanco.

El gran timo de la estampita.

POR: Eugenio Romero. Diputado de Podemos Extremadura.