11 Agosto 2025
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'Todo por la Patria': un lema con historia para una democracia con futuro

José Manuel Corral Peón

11 de Agosto de 2025

'Todo por la Patria': un lema con historia para una democracia con futuro

 

En las últimas semanas, se ha reavivado un viejo debate simbólico: ¿debe la Guardia Civil sustituir el lema 'Todo por la patria' por 'Todo por la patria democrática'? La propuesta, lanzada por Unión de Extremadura Digna, busca, según sus impulsores, actualizar la simbología institucional a los “valores democráticos actuales”.

 

A primera vista, podría parecer un gesto de modernización; en realidad, es un paso que amenaza con romper un vínculo histórico, moral y emocional que va mucho más allá de cualquier coyuntura política.


El 'Todo por la patria' no nació en la dictadura, ni siquiera en el siglo XX. Tiene antecedentes que se remontan a la lucha contra la invasión napoleónica y se incorporó oficialmente al espíritu de servicio de la Guardia Civil desde su fundación en 1844. Ha atravesado monarquías, repúblicas, dictaduras y democracia sin perder vigencia, porque su esencia no es ideológica, sino moral: la idea de entregar lo mejor de uno mismo por el bien común.


El término 'patria' ha sido injustamente encasillado en lecturas políticas parciales. Sin embargo, su significado es más amplio y humano: es la comunidad a la que pertenecemos, el conjunto de leyes que nos amparan, la diversidad que nos define y el legado cultural que nos cohesiona. Reducirlo a una etiqueta vinculada a un régimen del pasado es amputar siglos de historia compartida.


El lema que preside los cuarteles no es un elemento decorativo; es una declaración de intenciones que recuerda, a quienes sirven en la Guardia Civil, que su labor exige sacrificio personal y dedicación absoluta. Habla de anteponer el interés general a cualquier beneficio propio. Es un recordatorio diario de que la autoridad que ejercen está al servicio de todos, sin distinciones ideológicas ni partidistas.


Cambiarlo por una fórmula como 'Todo por la patria democrática' introduce un matiz que, lejos de unir, corre el riesgo de segmentar. La patria de la que habla el lema ya es democrática, porque así lo establece y garantiza la Constitución. Añadir el adjetivo puede interpretarse como si la patria solo mereciera defensa bajo una determinada condición política, cuando en realidad lo que la hace digna de entrega es su carácter plural y abierto.


La democracia española no nació de una ruptura total con todo lo anterior, sino de una transición que supo conservar lo valioso y reformar lo necesario. El mantenimiento del lema en los cuarteles fue una muestra de esa continuidad institucional: se retiraron símbolos que sí tenían una connotación inequívocamente partidista o autoritaria, pero se conservaron aquellos que apelaban a un sentido colectivo y atemporal.


Eliminarlo ahora sería ceder a una lectura simplista de la historia, sustituyendo un símbolo integrador por uno potencialmente excluyente. No se trata de resistirse al cambio por inercia, sino de comprender que hay tradiciones que fortalecen la identidad democrática, precisamente porque nos recuerdan que la nación, con todas sus imperfecciones, es de todos.
 

Modernizar no siempre significa cambiar palabras; a veces significa profundizar en su sentido. La mejor forma de reforzar el lema no es sustituirlo, sino educar y recordar que servir a la patria implica servir a la libertad, la igualdad ante la ley y el respeto a la diversidad.

 

Estos valores están implícitos en la entrega que proclama el lema original. Quitarlo sería como borrar la firma de una promesa que miles de guardias civiles han cumplido, y cumplen, cada día.


La patria no es un concepto del pasado, sino un espacio vivo que creamos y defendemos cada día. 'Todo por la patria' sintetiza un compromiso que atraviesa épocas y sistemas políticos, recordándonos que la verdadera fuerza de una institución reside en su capacidad de servir a todos por igual. Modificarlo para añadirle apellidos no hará más sólida nuestra democracia; al contrario, puede fragmentar el sentido de pertenencia que este lema ha construido durante generaciones.


Defenderlo no es nostalgia: es entender que la memoria, cuando se sustenta en principios universales, es uno de los pilares más firmes sobre los que edificar el futuro.