ESTUDIO: Las escuelas ayudan a dormir mejor, pero no a moverse más
24 de Octubre de 2025
Un equipo de investigadores de la Universidad de Extremadura ha liderado un estudio internacional que demuestra que las intervenciones escolares pueden tener un impacto positivo en los hábitos de sueño y el comportamiento sedentario de niños y adolescentes. Sin embargo, el análisis concluye que no logran incrementar significativamente los niveles de actividad física.
Publicado en la revista científica BMJ Open Sport & Exercise Medicine, el estudio analizó los efectos de programas escolares que promueven hábitos saludables durante las 24 horas del día, incluyendo la actividad física, el tiempo sedentario y el sueño. Se trata de una revisión sistemática y de meta-análisis que evaluó datos de más de 8.000 estudiantes de entre 3 y 17 años en varios países.
Tal y como explica Miguel Ángel Tapia Serrano, autor del artículo perteneciente al Grupo de investigación de Análisis Comportamental de la Actividad Física y del Deporte (ACAFYDE) de la Universidad de Extremadura, “con la creciente preocupación por la inactividad física, el tiempo excesivo frente a pantallas y la falta de sueño adecuado entre los jóvenes, es fundamental encontrar intervenciones efectivas que mejoren estos comportamientos”.
En este sentido, la investigación subraya la importancia de las escuelas como entorno para promover comportamientos saludables de movimiento, proporcionando una evidencia valiosa para orientar a responsables políticos, docentes y profesionales de la salud.
Este estudio es el primero en examinar sistemáticamente los efectos de las intervenciones escolares que abordan simultáneamente los tres comportamientos de movimiento a lo largo de las 24 horas: la actividad física, el comportamiento sedentario y la duración del sueño. Los resultados mostraron que no hubo un efecto significativo sobre los niveles de actividad física, aunque sí se encontró una pequeña reducción en el comportamiento sedentario y un pequeño aumento en la duración del sueño.
El trabajo destaca la importancia de abordar de forma conjunta los tres comportamientos del movimiento en las políticas escolares de salud. Esto comprendería iniciativas destinadas a adoptar una buena higiene de sueño en niños y adolescentes, como evitar el uso de pantallas antes de dormir, o en el caso del comportamiento sedentario, implementar descansos activos en las aulas que conlleven desafíos de movimiento entre clase y clase.
Del mismo modo, se debe fomentar la actividad física dentro y fuera del horario escolar, creando espacios de ocio activo en el recreo y motivando su participación en programas deportivos, caminatas grupales, juegos o retos.
“Las escuelas pueden desempeñar un papel clave, pero se requieren intervenciones más completas y multicomponente. Para ello es fundamental investigar en todo aquello relacionado con la salud infantil y la promoción de estilos de vida saludables desde el entorno educativo”, señala el investigador.
Este proyecto involucró a la Universidad de Extremadura, la Universidad de Pau (Francia) y la Universidad de Lausana (Suiza), con el apoyo de los fondos NextGeneration de la Unión Europea.
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