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OPINIÓN: Cuando la política se impone al deporte estamos perdidos

Nacional

21 de Diciembre de 2019

OPINIÓN: Cuando la política se impone al deporte estamos perdidos

La situación en Cataluña es insostenible y eso ya lo sabemos. Estamos llegando al hartazgo de ver como una de las regiones más ricas de España este pidiendo la independencia mientras que los extremeños, que sí tendríamos más motivos para irnos de España, sabemos que nuestro lugar está junto el resto de españoles.

Los amantes del deporte, sobre todo del fútbol, este miércoles queríamos disfrutar de uno de esos partidos que durante el año crean más expectación. El FC Barcelona – Real Madrid es más que un partido, por la rivalidad de los dos equipos y por lo que hay en juego.

Los tres puntos no es lo único interesante del enfrentamiento entre catalanes y madrileños. El orgullo y el aguantar bromas de tus amigos si pierde tu equipo, o hacerlas si gana el tuyo, son cosas que hay intrínsecas en este duelo.

Sin embargo en los últimos años esos amantes del deporte vemos con pavor con este partido se ha politizado de tal manera. Esteladas frente a banderas de España y cánticos independentistas o nacionalistas inundan todo el entramado, que tan solo debería ser futbolístico.

Y este año hemos visto, con mucho pesar, como la política ha jugado un papel muy importante dentro de este FC. Barcelona – Real Madrid. Esto no hay ya quien lo pare.

El primer síntoma que vimos en el que la política ganaba al deporte fue cuando el Comité de Competición hizo oficial el aplazamiento del Clásico, que tenía que disputarse el 26 de octubre en el Camp Nou. La situación excepcional que se vivía en Cataluña fue la razón dada.

Habría que esperar hasta el 18 de diciembre para disfrutar de este enfrentamiento entre culés y madridistas.

Los días previos al choque vimos como la política se quería imponer, de nuevo, sobre el deporte. La organización Tsunami Democratic organizó una concentración en los aledaños del Camp Nou.

Por supuesto el Comité de Competición declaró el partido de alto riesgo y se dispusieron de todas las medidas oportunas para evitar cualquier altercado. Miles de personas se pusieron al servicio de la seguridad.

Llegó el día del partido y ya desde varias horas antes los afines al independentismo mostraban sus pancartas y balones hinchables, que pretendían colar en el campo para tener mayor visibilidad de su causa, como si ya necesitaran más.

El claro ejemplo que muestra como la política mancha algo que encierra tantos valores como el deporte es la pelea que ocurrió antes de comenzar el encuentro entre Boixos Nois, el grupo ultra del FC Barcelona, e independentistas.

Cuál será la sin razón de aquellos que piden la independencia de Cataluña y protagonizan una batalla campal, de lanzamiento de todo tipo de objetos, con otros catalanes.

Por supuesto en el acceso al estadio también hubo problemas. Aquellos independentistas que tenían entrada querían colar balones de playa para lanzarlos al campo mientras se celebrara el partido. Hasta escondidos en los bocadillos encontraron balones hinchables los miembros de seguridad que custodiaban las puertas.

Como es natural muchos de esos balones sí pudieron ser introducimos y por supuesto hicieron aparición. Corría el minuto 56 cuando los hinchables fueron arrojados al campo y el colegiado Hernández Hernández tuvo que detener la contienda.

Ahí hay que felicitar al realizador de la retransmisión porque rápidamente pinchó la cámara del helicóptero y el efecto de los balones de playa quedó bastante diluido.

No fue lo único que se vio en el encuentro para argumentar que la política se impuso al deporte. Ver caretas de Messi con banderas independentistas en su cara ya es rizar el rizo. A los independentistas habrá que recordarles que su ídolo es argentino.

En lo deportivo se vio un gran Real Madrid, Benzema e Isco muy voluntariosos y un Fede Valverde que está llamado a convertirse en una estrella. El Barcelona fue un equipo irreconocible, aunque Pique y Ter Stegen si estuvieron en su línea. Solo los destellos de Leo Messi y sus asociaciones con Jordi Alba, dieron que hablar en el equipo culé.

Finalizó el encuentro y de nuevo la política se puso encima del deporte. En los aledaños del estadio comenzó a oler a quemado y por una bocana de las gradas se colaba un intenso humo por donde salían los aficionados.

Fue el inicio de una batalla campal entre independentistas y miembros de los cuerpos de seguridad del estado, que se saldo con la friolera de 115 personas heridas, entre ellos 55 Mossos d’squadra.

Es entendible que el clásico es un escaparate tremendo para mostrar sus reivindicaciones pero creo que el deporte debería estar por encima de ello. Uno de los valores del fútbol es el trabajo en equipo y parece que eso se le ha olvidado a muchos catalanes que quieren separarse de España.

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