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Cultura

OPINIÓN: Hernán Cortés, odiado y amado

Cultura

20 de Enero de 2019

OPINIÓN: Hernán Cortés, odiado y amado.

En una de las grandes oportunidades que me ha ofrecido la universidad pude visitar un país en el que se respira historia en cada rincón de su territorio, en las ruinas que plagan la región, en sus ‘Pueblos Mágicos’ que conservan la esencia de años pasados, en las ciudades llenas de museos, monumentos y edificios centenarios, incluso en cada extensión de tierra virgen y salvaje. Hablo de México.     

Sus memorias están llenas de tristes y traumáticos sucesos que han endurecido su identidad nacional, está llena de dolorosos recuerdos de amor, desamor, traición y sangre.  A pesar de ello es un país que ha sabido perdonar, como se perdona el agravio o traición de un ser querido, sin la capacidad de olvidar.

En España se ha hablado mucho sobre la necesidad de desprendernos de los rencores que su historia reciente ha dejado en la población, con daños que la propia población no ha sufrido en sus carnes. ¿Cómo es posible sentir dolor por un daño que no ha sufrido uno mismo? Es la historia narrada la que con sus duras palabras tiene la capacidad de transmitir el sufrimiento como se heredan las cualidades y defectos a través de los genomas. Se debe a que la historia que conocemos no es un historia común ni completa, ni tan siquiera es la historia de los vencedores o los vencidos, es el conjunto de vivencias cercanas a quien la contó o una interpretación basada en lo que quedó.

Hernán Cortés es un personaje polémico dentro de la historia de la humanidad, odiado por unos y venerado por otros.  La imagen que se asocia a Cortés es la misma que conforma el ideario del conquistador extremeño: rudo, inamovible y sin escrúpulos aniquilador de civilizaciones. También hay quien enaltece su carisma, su capacidad para la estrategia y su sed de aventura. Villano o héroe, genocida o evangelizador, un puente hacia el progreso o el fin de las culturas prehispánicas. Todas y cada una de estas expresiones son títulos para la vida del conquistador cuya validez vendrá otorgada por el ángulo desde el que se decide mirar.

Si echamos un ojo a los textos que se han escrito sobre el extremeño, se observa que la ‘leyenda negra’ de cortés toma fuerza con la independencia de México. Epoca en la que los secesionistas demonizan su figura y la usan para justificar sus fines olvidando sus orígenes en el viejo continente. Las victorias y riquezas conseguidas por Cortés le postularon como el conquistador español por antonomasia, asociándole en el imaginario cultural la responsabilidad de toda muerte, toda destrucción y toda apropiación durante la colonización de tierras mexicanas.

El saqueo de los pueblos y sus recursos; la pérdida del irremplazable patrimonio intangible de la región; la destrucción de templos, monumentos y poblaciones; la imposición de una nueva lengua, religión y cultura; millones de víctimas asesinadas en la conquista son los crímenes que parte del pueblo mexicano imputa a Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano.

Una historia algo más completa habla de un noble de baja posición que busca fortuna en Cuba. Sin la aprobación de Diego Velázquez, gobernador de la isla, se encamino a la expedición del nuevo continente. Encabezando 400 españoles se alió a las tribus oprimidas por el predominante imperio mexica y una esclava de la potencia indígena, Malinche o doña María, liberada para ser intérprete y madre de los hijos de Cortés. Venció al temido Moctezuma y a las tropas enviadas por Diego Velázquez acusado de amotinamiento.

Su relación con Malinche y los pactos con los tlaxcaltecas le valieron para ser visto por una pequeña parte de la población de México como el liberador de la opresión del pueblo mexica a las tribus menores. Pero los mexicas no fueron los únicos opresores: Tarascos atacaron a los mixtecas, chichimecas a otomíes, mexicas a tlaxcaltecas, españoles y tlaxcaltecas a mexicas.

Quienes no se dejan cegar por el nacionalismo y complementan las escasas lecciones de historia que se dan en los colegios aceptan el mestizaje de las culturas, de los pueblos y de su gente. Latinoamericano, norteamericano, europeo, africano, asiático u oceánico, las raíces se entremezclan en un mundo abierto y globalizado así como en un mundo de guerras y conquistas. 

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