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Región

Recurre al Tribunal Constitucional para recuperar su dentadura

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23 de Mayo de 2018

Recurre al Tribunal Constitucional para recuperar su dentadura

Su ropa, sus muebles, el menaje de su cocina, su DNI y otros documentos de identificación personal, su piano y hasta su dentadura postiza, todo lo material que formaba parte de su vida ha quedado encerrado en la que fue su vivienda y no se le permite que lo recupere.

Juan Franco Rodríguez lucha en los tribunales para recuperar sus enseres. Acaba de elevar su caso al Tribunal Constitucional. Para recuperar sus dientes, por supuesto, y su DNI y su ropa y su piano, su cocina, su frigorífico y sus platos, sus cucharas, tenedores y cuchillos, pero por encima de todo, para recuperar su derecho al amparo de los tribunales de Justicia que han actuado de tal modo que lo han dejado indefenso.

Así se siente Juan Franco Rodríguez que nació en Olivenza hace 72 años, “el día 19 de febrero del año 1946”. Juan, separado y con diez hijos, es músico. Toca el piano y la trompeta. Tocó en “la Filarmónica de Olivenza” y en orquestas populares como “la Montecarlo, la Atlántida”.

“La música no da para vivir”, así que Juan también ha realizado otros “trabajillos” como reparaciones, en la albañilería y todas esas tareas variopintas que por no tener no tienen ni nombre, salvo que se considere como tal al término ‘chapuzas’.

Juan Franco vivía en Badajoz, con su compañera, en un bajo de la calle Muñoz Torrero, en la entrada al veterano hotel Simancas. Se mudó a ese inmueble el año 2016. “Lo alquilé con derecho a compra”. Paga 250 euros al mes y realiza el abono a través de una entidad bancaria. Tiene recibos. Cobra 350 euros de pensión y dice que ha ido pagando el alquiler con mucho sacrificio y como ha ido pudiendo.

En ello parecen haberse apoyado los propietarios del inmueble para poner a Juan en la calle. Iniciaron un proceso para desahuciarle por impago. El asunto llegó al juzgado y se realizó el juicio. “Pero no se me comunicó. Dice el juzgado que no se me pudo localizar. Pero yo estaba en mi casa”.

Al parecer, la citación judicial no llegó a sus manos porque fue depositada en un inmueble aledaño que está vacío y cerrado.

Ante la incomparecencia de inquilino, el juzgado ordenó el desalojo. Juan presentó recurso solicitando la nulidad de las actuaciones ya que no se le había citado para que pudiera alegar en su favor, pero la iniciativa de su abogado fue desestimada por el tribunal y el desalojo continuó adelante.

La cerradura de la vivienda fue cambiada y Juan, ni puede acceder a ella ni le devuelven sus pertenencias. “No tengo ni ropa. He tenido que alquilar otra casa, en el camino viejo de San Vicente (también en Badajoz), y duermo en el suelo”, por falta de cama.

Hasta ahora su lucha ante el juzgado ha sido tutelada por un bufete de abogados situado junto a su antigua vivienda. Para pleitear en Madrid, llevando su caso al Tribunal Constitucional, con el fin de reclamar una tutela efectiva de sus derechos ante los tribunales, Juan ha tenido que renunciar a la ayuda de su vecino abogado y ha solicitado la justicia gratuita.

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