16 Noviembre 2025
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¿Cómo afecta el virus del Nilo Occidental?

16 de Agosto de 2020

¿Cómo afecta el virus del Nilo Occidental?

El virus del Nilo Occidental se identificó por primera vez en 1937 en Uganda al este de África y se descubrió en Nueva York (EEUU) en el verano de 1999. Desde entonces, se ha extendido por todo el mundo.

Los investigadores creen que el virus del Nilo Occidental se origina cuando un mosquito pica a un ave infectada y después a una persona.

La gente suele contraer la enfermedad a finales de agosto y principios de septiembre, y las mayores cantidades de virus son trasportadas en otoño. El riesgo de padecer la enfermedad aminora a la vez que el clima se vuelve más frío y los mosquitos comienzan a extinguirse.

La mayoría de las personas que han sido picadas por el mosquito del Nilo son asintomáticas, pero existen factores de riesgo para contraer un tipo más grave de la enfermedad, entre los que se incluyen personas con:

· Afecciones que debiliten el sistema inmunitario, tales como VIH/SIDA, trasplante de órganos y quimioterapia reciente

· Edad avanzada o muy temprana

· Embarazo

El virus del Nilo Occidental también se puede transmitir por medio de las transfusiones de sangre y los trasplantes de órganos. Existe la posibilidad también que una madre infectada le transmita el virus a su hijo a través de la leche materna.

Generalmente, se considera que los vectores principales son los mosquitos del género Culex, en particular Culex pipiens. Estos transmiten un virus que puede llegar a provocar una meningocefalitis, enfermedad que afecta al sistema nervioso central provocando la inflamación de las meninges y el encéfalo, ubicado en el cerebro (meningitis y encefalitis).

Entre los síntomas más frecuentes de la meningoencefalitis vírica se encuentran:

· Rigidez de la nuca.

· Dolores fuertes y bruscos de cabeza.

· Fiebre.

· Mareos y náuseas.

· Debilidad y desorientación.

· Sensibilidad a la luz

· Dolor de garganta y síntomas intestinales.

· En algunos casos, puede incluso provocar convulsiones e inconsciencia.

En cuanto a las consecuencias, una meningoencefalitis que no es tratada puede llegar a ocasionar daños neurológicos como dificultades en el habla o para pensar.