¿Conocías esta histórica iglesia extremeña? Una imponente fachada y mucho que contar
El Consejo de Gobierno ha aprobado el decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural (BIC) la iglesia parroquial de San Andrés, en la localidad de Zarza la Mayor, con la categoría de Monumento.
Se trata de un edificio singular, con valores históricos y artísticos incuestionables, muestra de la arquitectura religiosa de la zona del Tajo-Internacional. En su construcción participaron destacadas personalidades del Renacimiento extremeño como el maestro de la Orden de Alcántara, Pedro de Ybarra, Juan Bravo y Alonso Hernández Acosta en su última reedificación en el XVII.
Su valor también radica en la propia imagen del edificio, con una imponente fachada de estilo herreriano frente a la Casa de la Seda y la Casa de la Encomienda, muestras del destacado pasado histórico de la población.
El edificio, que presenta varios contrafuertes, cuenta con tres portadas. La iglesia tiene una única y espaciosa nave de tres tramos con columnas empotradas en los muros, con transepto y presbiterio poligonal cubierto por bóvedas de crucería estrellada.
El resto de las estancias lo componen la sacristía, una capilla con una sencilla bóveda de crucería y la torre que no llegó a concluirse y que fue rematada por una espadaña en el XIX. Este espacio fue aprovechado para albergar la capilla bautismal en el XVIII. A los pies se levanta el coro, también sobre bóveda de crucería estrellada.
En los lados de la nave y capillas se exponen varios retablos barrocos con muestras escultóricas y pictóricas diversas. En concreto, se trata de los retablos dedicados a las Ánimas, a la Virgen del Carmen, a la Virgen del Amor Hermoso y a la Milagrosa.
Además, la iglesia parroquial de San Andrés alberga la imagen del Jesús resucitado que, junto a la Virgen del Castillo de la Ermita del mismo nombre, protagonizan uno de los rituales más representativos de la localidad, el Domingo de los Tiros, con el que los zarceños se sienten especialmente identificados.
El templo, reformado en 1968, también acoge una serie de esculturas del siglo XVIII; un lienzo de 'Jesús ayudado por el cirineo'; tres crucificados; tallas de San Blas obispo, San Roque y San Andrés y un Cristo yacente articulado de principios del siglo XVII, entre otras imágenes, así como varias piezas de orfebrería de interés patrimonial.