OPINIÓN: ¿Cuánto cuesta un diputado extremeño?
17 de Diciembre de 2025
En las primeras elecciones autonómicas había que conseguir un mínimo del tres por ciento de los votos para poder acceder al club.
El partido regionalista Extremadura Unida, primer partido regionalista de la historia de Extremadura, consiguió 6 diputados. El resultado fue tan extraño que el Partido Comunista se reunió en Zaragoza para examinarlo porque desconcertó a este partido por imprevisto.
El partido socialista, que fue el ganador, consideraba que estos resultados regionalistas eran “un peligro para la gobernabilidad de la región”. El PP era de la misma opinión, el regionalismo era un peligro para Extremadura. ¿Por qué? ¿Por qué exigíamos un cambio en Extremadura y lo exigíamos al Gobierno de la nación?
Con este motivo, trataron de evitar que volviera a ocurrir y trataron de blindar la entrada al “club” de los ricos, elevando la cuota de entrada. Lo subieron casi al doble, del 3% como requisito de entrada, se pasó al 5%. Para modificar esta ley de la izquierda y la derecha, no podrá hacerse sin el consentimiento del PSOE y el PP. Esto supone, porque sigue vigente, la mayoría de 2/3 y, si fuera necesario, el 75% de los votos de los diputados.
La mayoría absoluta de las comunidades mantuvieron la entrada al club con el 3%, pero el PP y PSOE de Extremadura lo subieron al 5%. Actualmente, mantienen el 3%, once de las diecisiete autonomías.
Este mecanismo de selección en los clubes de ricos es compatible con la libertad para todos. Con subir la cuota de entrada de dos mil euros a diez mil o veinte mil euros, hacen la selección automática para los ricos o tramposos y mantienen la libertad ligada al coste de la misma.
El coste aproximado para poder entrar en el club de los diputados de la Asamblea puede ser de unos cincuenta mil euros mínimo. El coste total de los diputados puede ser, mínimo, de entre seis y diez millones de euros. Estas cifras solo son posibles para los dos partidos “reinantes”. Ellos han hecho las leyes para favorecerse a sí mismos y las subvenciones del propio Estado se han adaptado para que, entre la izquierda y la derecha, se mantuviera el control de la democracia española en el nivel nacional y autonómico.
El regionalismo se sigue considerando en regiones, como Extremadura, un peligro para la gobernabilidad de las comunidades y de España, porque no se callan y exigen justicia y derechos iguales. Esto, con la excepción de los nacionalistas y separatistas que están consolidados y los gobiernos tienen que pactar con ellos (piensen en siete diputados golpistas).
La vertebración de Extremadura y de España no se hace a través de la justicia y la igualdad de medios para todos, se hace pensando en el control del poder, del sillón. España no está vertebrada por la justicia. Hay que favorecer a los que tienen la fuerza y trampear con los más débiles con pequeñas limosnas.
Para ganar unas elecciones a nivel nacional hacen falta millones de euros. Tener la tele a su favor, las radios, la prensa, la propaganda, subvenciones de cuarenta millones de pesetas (entonces) para el mailing, para inundar las calles de propaganda. Había que forzar la realidad para que dos partidos lo manejaran todo. Y así seguimos. Algunos tenemos que defender nuestro programa para Extremadura en treinta segundos. ¿No son la tele y los medios de comunicación de todos los españoles, de todos los extremeños?
¿No es posible que cualquier extremeño tenga acceso a la defensa de su tierra de forma barata? Parece que no es lo recomendable, hay que hacer que entrar en el club cueste mucho dinero, millones. Si se ponen cincuenta mil euros de entrada, no es fácil conseguirlo más que a los ricos o a los que hacen trampas para conseguir lo que no tienen a cambio de mordidas, de trampas legales, de cállate tú y yo me callaré después, etc.
Los extremeños, como todos, hemos soñado con la democracia, la justicia y la igualdad para todos. La realidad nos hace abrir los ojos. Llevamos cuarenta y ocho años seguidos en el último lugar. Es un atasco imposible de superar porque los extremeños que elegimos para que nos defiendan no son libres ni siquiera para hablar y defender a Extremadura. Están sometidos a otros intereses que no son los extremeños. Si no siguen las normas de los poderosos, están expuestos a multas o expulsión del partido que los maneja (a pesar del artículo 67.2 de la Constitución, que prohíbe el voto imperativo). Nos gustaría que la política no arrinconara a Extremadura otros cincuenta años, que no estuviera condenada al último lugar y no hicieran imposible poder acercarse en bienes y servicios a la media nacional.
Nos tememos lo peor, el regionalismo, no el de ocasión, tiene que hablar y decir al pueblo la verdad, nos tienen recluidos e indefensos en el último lugar durante cuarenta y ocho años seguidos. ¿Tenemos o no tenemos solución?