Día Mundial de la Alimentación: Elige los mejores combustibles para cuidar tu corazón
16 de Octubre de 2020
Texto: Dr. Pablo García, Cardiólogo
El progreso y la industrialización nos permiten no tener escasez de alimentos en el primer mundo. Sin embargo, aparecen otros problemas en forma de enfermedades crónicas, producto de la mala alimentación y el sedentarismo
Se calcula que en el mundo hay casi 700 millones de adultos obesos. Y peor aún, 40 millones de niños menores de 5 años tienen sobrepeso. En esto tienen que ver mucho nuestros hábitos alimenticios y la menor actividad física por el estilo de vida sedentario de las ciudades.
El ser humano, con el desarrollo de la agricultura y la ganadería ha pasado en poco tiempo de una dieta primitiva, con un balance favorable de grasas poli insaturadas y más rica en proteínas, a otra dieta con más azúcares de absorción rápida, grasas saturadas, trans y menos fibra.
Este cambio ha sido, en términos evolutivos, muy rápido y nuestros organismos no están adaptados a la alimentación moderna. Por eso se han desarrollado enfermedades relacionadas con la abundancia.
Vamos repasar cómo ha cambiado nuestra alimentación y qué problemas nos puede acarrear.
Más cereales refinados que antes
La molienda mecanizada actual elimina el germen y la cáscara de los cereales. La consecuencia es que pierden micro nutrientes esenciales y proteínas, preservando solamente el almidón, que aporta energía pero pierde el resto de propiedades. Este exceso de energía conduce a más diabetes y obesidad.
Los lácteos. Intolerancia a lactosa y más
Se incorporaron recientemente a la alimentación, hace 5.000 años. Derivados como quesos grasos que a veces se consumen en exceso, elevan el aporte de sal y grasas saturadas al organismo.
Exceso de azúcares
Desde hace 200 años el consumo de azúcares refinados ha ido creciendo de forma exponencial y paralela al desarrollo de hipertensión arterial, diabetes e hipercolesterolemia. Actualmente se está limitando su presencia en alimentos y bebidas.
Aceites vegetales refinados
Además del aceite de oliva se han incorporado a la dieta otra serie de aceites vegetales que han modificado sustancialmente el balance de grasas en nuestra dieta, hacia predominio de grasas saturadas en detrimento de mono insaturadas, más beneficiosas.
Vino, cerveza y destilados
Las bebidas de granos de cereal destilados se ha producido a nivel industrial en el último siglo. El consumo de alcohol por encima de 1-2 bebidas diarias se relaciona con mayor riesgo de hipertensión, ictus, insuficiencia cardiaca y otras patologías como el cáncer y el deterioro cognitivo
Demasiada sal en todas partes
El elevado consumo de sal en la sociedad actual no tiene precedentes, aunque la sal lleva usándose desde hace más de 6.000 años, en China. Está detrás de la epidemia de hipertensión arterial e insuficiencia cardiaca. Se usa ampliamente como condimento y como conservante.
Más carnes procesadas
La ganadería extensiva ha modificado las propiedades nutricionales de las carnes que consumimos haciéndolas más ricas en grasas y cambiando sus distribución de ácidos grasos. Por eso su mayor consumo se ha vinculado a más arteriosclerosis.
Reivindicando una alimentación más cardiosaludable
En definitiva en este día debemos tratar de reflexionar sobre nuestra alimentación en particular. Dime qué tienes en tu nevera y te diré qué corazón vas a tener.
Nuestro cuerpo se beneficia de alimentos frescos, cereales integrales, grasas y proteínas de alto valor biológico como las presentes en pescado, huevo y aceite de oliva.
Sin embargo, también los gobiernos y administraciones deben favorecer que la oferta de alimentos sea accesible pero también más saludable.
De ello también depende la salud de nuestro planeta y de muchas especies animales y vegetales amenazadas por la ganadería y agricultura extensiva.
