5 Octubre 2025
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OPINIÓN: Un liderazgo hecho de respeto, cercanía y compromiso con Extremadura

Julio M. Martínez

5 de Octubre de 2025

OPINIÓN: Un liderazgo hecho de respeto, cercanía y compromiso con Extremadura

 

Pocas figuras en la vida política actual hay que logren conciliar el ejercicio del poder con la dimensión humana. El fallecimiento hoy de Guillermo Fernández Vara nos llama a reflexionar sobre la importancia de un liderazgo que, más allá de los logros concretos de gobierno, se caracterizó por el respeto institucional, la templanza y un profundo compromiso y amor por su tierra.

 

En ciencia política, solemos distinguir entre liderazgos de confrontación —centrados en la imposición de agendas a cualquier precio— y liderazgos de conciliación, donde prima la capacidad de escuchar, de generar consensos y de construir confianza en la ciudadanía. Fernández Vara encarnó este segundo modelo. Su estilo sobrio, dialogante y alejado del ruido lo convirtió en un ejemplo de lo que podríamos denominar un liderazgo institucional con legitimidad afectiva, es decir, aquel que se cimenta no solo en el cargo o la autoridad formal, sino en la confianza que nace del afecto y del respeto mutuo.

 

Su trayectoria se distinguió por un escrupuloso respeto a las instituciones. Supo entender que la política no es un fin en sí misma, sino una herramienta para servir a la comunidad, y que el poder solo adquiere sentido cuando se ejerce con responsabilidad y con respeto a las reglas del juego democrático. En un tiempo marcado por la crispación y la polarización, su manera de estar en política es, sin duda, una lección de sobriedad y dignidad institucional.

 

Pero más allá del plano académico o institucional, quienes coincidieron con él en distintos momentos, destacan su carácter afable, cercano y humano. Esa capacidad de mostrar cariño, de tender la mano con respeto y de mantener la coherencia personal es lo que le otorgó un lugar especial en la memoria colectiva de Extremadura. No se trataba únicamente de un presidente o de un político, sino de un vecino más que sentía un compromiso profundo y permanente con su tierra.

 

Desde la perspectiva de la consultoría política, el legado de Guillermo Fernández Vara nos ofrece una reflexión útil para el presente y el futuro: el liderazgo efectivo no es únicamente cuestión de estrategia electoral ni de gestión técnica. Se sostiene, en gran medida, en valores como la empatía, la humildad y el respeto. Y es ahí donde radica la fortaleza de un liderazgo duradero, capaz de generar legitimidad y confianza en una sociedad cada vez más exigente y desconfiada hacia la política.

 

En definitiva, Fernández Vara deja como herencia un modelo de liderazgo institucional que merece ser estudiado y reivindicado. Un liderazgo en el que la política se entiende desde lo humano, en el que la cercanía no es debilidad, sino fortaleza, y en el que el compromiso con la tierra y sus gentes se convierte en el motor de toda acción pública.

 

Un ejemplo que, en tiempos de ruido y desgaste, resulta más necesario que nunca recordar.

 

Julio M. Martínez

 

Project Manager de CICERONPOL