30 Octubre 2025
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OPINIÓN: Mérida… otro mundo feliz

FONDENEX

26 de Octubre de 2025

OPINIÓN: Mérida… otro mundo feliz

En 1932, Aldous Huxley escribió su novela más famosa, << Un mundo feliz>>, una distopía (<<representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana>>, RAE). Siglos antes, Santo Tomás Moro (<<un hombre para la eternidad>>, que prefirió morir bajo el hacha del verdugo de Enrique VIII de Inglaterra antes que renunciar a sus principios) escribió su gran obra <<Utopía>>. Mientras en la obra de Moro, se plantea una sociedad feliz, cuyas bases son vivir en paz, la colaboración entre todos y el gobierno mediante voto popular (¡estamos hablando de 1516!), en la de Huxley la sociedad alcanza la felicidad traicionando valores como la familia, la cultura o el amor y consumiendo <<soma>>, la pastilla de la felicidad, que ayuda a olvidar todo aquello que no es satisfactorio y a no quebrantar las reglas que imponen los <<ciudadanos alfa>>, la élite que gobierna y que se perpetúa en el poder porque los niños de esta clase dominante se obtienen mediante técnicas reproductivas y cultivos humanos.

 

En el mundo de Huxley no se permite ser infeliz, para eso está <<soma>>, y sus habitantes no pueden tener libros en casa, sobre todo de historia, para que no piensen demasiado y se rebelen contra los <<alfa>>. También por métodos reproductivos se crean ciudadanos <<epsilon>>, los obreros, con poca cultura y poco inteligentes, siervos de la casta dominante.

 

Mérida es otro <<mundo feliz>>. Es una ciudad donde si se hace caso a casi todos los medios de comunicación y periodistas (hay excepciones honrosas), nunca pasa nada para que los emeritenses se sientan infelices. Todos los días, se conocen los grandes logros de la clase <<alfa>> para la antigua urbe romana, ya sean en el terreno del urbanismo, los servicios, las dotaciones, la cultura (lógicamente, la no discrepante de la oficial), etc…Tan felices son sus ciudadanos que escasean hasta las esquelas en los diarios, como si no se muriera nadie…

 

La disidencia y la crítica, no se admiten, y se castigan de múltiples maneras, ya sea directa o indirectamente, con la colaboración vergonzosa de algunos periódicos y emisoras de radio y TV (hay excepciones muy honrosas, claro), que no publican o difunden nada que sea crítico con el estamento <<alfa>>.

 

Y si en un determinado momento, o más bien, determinados momentos, los que no son <<alfa>> ni <<beta>>, (la casta), se atreven a pensar <<algo>> o empezar a comprender que el mundo de Mérida puede que no sea tan feliz, y se atreven a reivindicar lo que creen que es justo para todos, se aplica la política de <<pan y circo>>. Juvenal (100 dC.), poeta romano, en su Sátira X, lo definió como <<panem et circenses>>. O lo que es lo mismo, pan y juegos en el circo. O sea: festejos múltiples, que es lo que hacían los emperadores romanos cuando <<la plebe>> se revolucionaba. Ya Julio César practicaba esta estrategia, pues regalaba trigo y varios siglos después Aureliano seguía haciéndolo. En Mérida hay tanta felicidad que raro es el día que no hay festejos variados organizados y subvencionados por la clase <<alfa>>.

 

Los habitantes de Mérida son muy felices: las calles están muy limpias y su pavimento en perfecto estado, sin peligro de caídas ni de empaparse de agua; en Mérida, las miles de palomas no <<cagan>> excrementos corrosivos, sino maná, como en el Antiguo Testamento; nuestro patrimonio histórico-artístico y arqueológico, muy valioso, está perfectamente protegido, conservado y gestionado; las zonas verdes, muy cuidadas, sobre todo sus grandes árboles centenarios y las adelfas (por ejemplo) , y su patrimonio natural, como el parque natural de Cornalbo (con sus brezales protegidos y su dotación para acoger visitantes en perfecto estado y una dirección modélica), la parte emeritense de la sierra de San Pedro (libre de amenazas de plantas eólicas) y la sierra Carija (a salvo de nuevas canteras)…

 

Mérida es una sociedad feliz debido a la clase <<alfa>>. Quejarse es injusto... Y quien lo hace ya no es <<alfa> ni <<beta>>. Es degradado a <<épsilon>>.

 

Hubo otro célebre autor, Orwell, que escribió también una obra maestra: 1984. En ella, la clase dominante vigila a todos los ciudadanos, castigando a los inconformistas que no piensan como el Gran Hermano, que está convencido que tiene una capacidad intelectual muy por encima del <<populacho>>.

 

Orwell fue un adelantado a su tiempo (murió en 1950), pues adivinó que los ciudadanos de Mérida iban a ser vigilados con cámaras con reconocimiento facial bajo el pretexto de controlar la circulación de vehículos en el centro y mejorar la calidad del aire,… a pesar de que respiran el mejor aire de Extremadura.

 

Mérida… otro mundo feliz.