20 Mayo 2024
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OPINIÓN: Por qué soy regionalista en Extremadura

OPINIÓN: Por qué soy regionalista en Extremadura

 

¿Por qué en Extremadura? Porque el concepto de regionalista no es abstracto sin más. Es un abstracto ligado a la situación real de una región determinada. Posiblemente no sería regionalista en una ciudad como Madrid, que vive y se defiende sin que tenga nadie que defenderla.

 

En Extremadura, el regionalismo es una necesidad de supervivencia de la región. Históricamente no ha tenido nunca el control de sus propios recursos en sus manos. Ha sido una región marginada e indefensa que, con la democracia y las autonomías, podría haber cambiado su sino y ser tratada en igualdad de derechos y obligaciones con el resto de comunidades españolas y no como colonia africana.

 

Simplificando en un tópico, llevamos más de cuarenta años en democracia y con un Estatuto de pseudoautonomía. Extremadura ha sido marginada, y lo sigue siendo, con los propios votos de los extremeños. Los gobiernos regionales y los nacionales, de izquierda y de derecha, nos han maltratado en todo lo que afecta a derechos y oportunidades. Como símbolo, basta con pensar que el AVE lo prometió en 2003 el sr Aznar. Estamos a 2023. Lo mismo podríamos decir del aeropuerto civil de La Cervera, de la industrialización de Extremadura, del tren que se rompe constantemente o se quema, de la supresión del tren con Portugal y la supresión de la línea Ruta de la Plata… mientras el Gobierno está gobernando con los votos de Extremadura y otras regiones, para ayudar a un par de regiones que condicionan el tener o no tener gobierno a los privilegios que reciban.

 

Este hecho de la marginación, conocido por todos los extremeños, parece que no consigue hacer reflexionar a la mayoría y da la sensación de que SUFRIMOS EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO: UN GRAN NÚMERO DE EXTREMEÑOS ESTÁ ENAMORADO DE SUS SECUESTRADORES, por la ideología. Esto no se consigue si no fuera por la masiva publicidad o propaganda que se utiliza, por los gobiernos de izquierda y de derecha, para engañar al pueblo extremeño, que aplaude impasible ante tanta injusticia y ante tanta promesa incumplida.

 

No es que los extremeños no tengamos responsabilidad en el trato que recibimos y solo sea cuestión de los gobiernos. Los extremeños tenemos el derecho y la obligación de ver qué trato hemos recibido durante la democracia y las palabras de un ministro como el sr Ábalos, que justificaba los problemas del tren y del AVE diciendo que NOS DABAN CON UNA MANO Y NOS LO QUITABAN CON LA OTRA. Esto parece que es lo normal, pero lo anormal es que los extremeños no se conformen con una crítica en la barra de un bar, sino que exijan el cumplimiento de sus derechos. ¿Qué le importa a Extremadura que la margine la izquierda o la derecha, si ambos nos marginan? Por eso, el regionalismo en Extremadura tendría la función de despertador que avisa de lo que nos está ocurriendo.

 

¿Cómo se puede explicar el aplauso a los gobiernos que nos maltratan y permiten que se lleven de Extremadura las materias primas, el agua, la energía, los productos mineros como el estaño, el oro, el cinc, el litio, y los extremeños no pongan el acento, de forma rotunda, en la defensa de sus derechos y de que sus materias primas sirvan especialmente a Extremadura?

 

Extremadura es la quinta región más grande de España, seis veces mayor que el País Vasco, mayor que Cataluña con 7.500.000 de habitantes, que Suiza, tan grande como Bélgica u Holanda.

 

Mi regionalismo corresponde, principalmente, a un sentido de la justicia y de la igualdad entre todos los españoles y al rechazo a esos agujeros negros que se apoderan de todo, incluso de la luz, de la energía, a expensas de los que trabajan para ellos.

 

Extremadura produce quinientas veces más energía que la que consume. La energía producida en Extremadura no ha servido para electrificar ni un kilómetro de vía del tren.

 

EXTREMADURA UNIDA viene luchando contra estas injusticias desde el comienzo de la democracia. Es el primer partido regionalista de la historia de Extremadura. En la primera legislatura consiguió seis diputados, en la segunda cuatro y otra con otro diputado. En total hemos tenido once diputados.

 

Esto suponía un peligro para el PSOE y el PP, que no podían permitir que se denunciaran estos hechos desde el regionalismo y trataron de eliminarlo. Enmendaron la ley para evitar que pudiéramos entrar en la defensa a ultranza de Extremadura y denunciar las injusticias y subieron la cuota al 5% para “poder entrar en el club de los ricos”.

 

Por otra parte, la democracia que todos queremos no conlleva la justicia ni la libertad real, aunque debiera. El hecho de que podamos votar se convierte en una trampa. Cuando un extremeño vota, entrega su cartera política a un representante; pero este representante lo entrega, a su vez, a un partido o a un gobierno. Los partidos nacionales y los gobiernos no tienen su centro de gravedad en Extremadura, ni sus intereses, que están ligados a los más fuertes, al poder. Si los extremeños entregan su voto, su cartera política a sus “enemigos”, se quedan como pobres de solemnidad política. Sus posibilidades desaparecen como derechos, lo más que pueden, después, es mendigar a las fuerzas del poder. Así se convierte a Extremadura en una sociedad mendicante. Hemos perdido el voto que dimos, porque está en manos contrarias. Los partidos imponen su ley a los representantes y éstos no son libres para defender a los extremeños.

 

Respecto de los gobiernos regionales, son unas sucursales del gobierno central, actúan como recaderos, no como autónomos. Aunque sea duro decirlo, tenemos que darnos cuenta de que no somos dueños de nuestras propias cosas, de que no somos libres porque no lo son nuestros representantes, de que no somos autónomos porque la Junta de Extremadura es una pura sucursal del gobierno de Madrid, sea de izquierda o de derechas. De esta forma, Extremadura no puede exigir nada, simplemente puede pedir y le darán lo que les interese a los poderosos, no a Extremadura. Basta con mirar las promesas y los hechos. No hay libertad real ni hay autonomía real de los extremeños.

 

¿Seguimos así o cambiamos esta situación?

 

El regionalismo servirá como alternativa a este saqueo y maltrato de Extremadura, o nos unimos con los que gobiernen para cubrirnos las propias espaldas.

 

Si el regionalismo no sirve para que el pueblo tenga los mismos derechos, las mismas oportunidades, el mismo trato que da el Gobierno a otras regiones y aun así aplaudimos, no valdría la pena seguir hablando. Si el pueblo está a gusto con la marginación, con tal que la marginación sea de izquierda o de derechas, no valdría la pena seguir hablando.

 

Esta puede ser la trampa para muchos, que se quedan con la ideología confusa de izquierda o de derecha, para tratar de conseguir un puestecito a la sombra del poder; pero esto no sería regionalismo, sino utilización del regionalismo para conseguir algo de poder y vivir cobijados.

 

Por otra parte, los neo conversos son, a veces, tan recientes, que podíamos llamarlos tresmesinos o seismesinos, que deben de reflexionar sobre un regionalismo auténtico o un regionalismo postizo. No se puede ser hoy anti regionalista y mañana dirigir al regionalismo. Ser regionalista supone tener principios claros y valores que no se venden por nada.

 

Deseamos sinceramente el éxito del regionalismo auténtico y que seamos una alternativa digna para Extremadura. Personalmente no necesito ningún cargo, simplemente defendemos el regionalismo extremeño que hemos ejercido y seguimos ejerciendo en EXTREMADURA UNIDA.