16 Junio 2025
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Shein, esclavitud moderna y moda rápida: el precio real de la ropa barata

Shein, esclavitud moderna y moda rápida: el precio real de la ropa barata

 

La ropa que en este momento compramos con un clic ha sido, muy probablemente, confeccionada en la otra punta del planeta en condiciones laborales que vulneran los derechos humanos.

 

La moda rápida, con empresas como Shein al frente, ejemplifica los costes ocultos de un modelo de producción basado en la velocidad, el bajo coste y la deslocalización masiva. Este modelo tiene un impacto directo sobre la sostenibilidad del planeta y sobre la vida de millones de personas, a menudo invisibles a ojos del consumidor. El Día Internacional contra la Explotación Infantil, que se celebra el 12 de junio, es una buena ocasión para poner el foco sobre estas prácticas y preguntarnos si es posible regular este gigante global o si, por el contrario, es el futuro inevitable de la moda.

 

"Según varios estudios fundamentales en el campo de la gestión de empresas y la ética de los negocios, la esclavitud moderna —entendida como una forma de explotación laboral extrema en la que una persona es privada de su libertad por parte de otra por motivos económicos o personales— forma parte del modelo de negocio de algunas empresas internacionales", explica Iu Tusell, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. El sector textil, afirma, es uno de los más expuestos: las largas cadenas de suministro, la falta de regulación internacional y la subcontratación masiva facilitan la vulneración sistemática de los derechos laborales.

 

La representación de una cadena de suministro típica del sector textil puede implicar, fácilmente, la intervención de nueve o diez empresas en más de cinco países. Esta desconexión, junto con las grandes distancias existentes dentro de la propia cadena, tiene una enorme importancia en el fenómeno de la esclavitud moderna. "Si bien es evidente que el sector textil no puede definirse como una industria fundamentada en la esclavitud moderna, sí presenta factores que incrementen el riesgo de aparición de casos de explotación laboral extrema", afirma Tusell.

 

La empresa china Shein ejemplifica este modelo. Según datos recientes publicados por Public Eye, los trabajadores de fábricas que proveen a Shein pueden llegar a trabajar hasta 75 horas semanales, en condiciones que vulneran la legislación laboral china y sin ninguna garantía de seguridad. Además, diferentes informes han puesto sobre la mesa la presencia de menores en estas cadenas de montaje, pese a la dificultad de verificarlo, debido a la falta de transparencia.

 

 

 

Una infancia explotada

 

El trabajo infantil también tiene un papel crucial. Según UNICEF, 160 millones de niños de todo el mundo están involucrados en actividades laborales, y 79 millones lo hacen en trabajos peligrosos. Esta forma de explotación, seguramente una de las más crueles, es una de las más provechosas para las empresas, explica Tusell: "Por ejemplo, el salario de un niño representa un tercio del salario de un adulto que realiza la misma tarea".

 

A pesar de que a menudo se asocia a actividades agrícolas o extractivas, la industria textil también es una de las grandes responsables de la explotación infantil. En Bangladés, donde la problemática es evidente, la Encuesta nacional de trabajo infantil de 2022 de la Oficina de Estadística del país estima que aproximadamente 1,78 millones de niños y niñas de entre 5 y 17 años están implicados en trabajos infantiles.

 

Distintos informes recientes han documentado la presencia de menores en talleres textiles subcontratados, a menudo fuera del control institucional, donde cosen prendas de ropa durante largas jornadas y en entornos insalubres, sin acceso a educación ni condiciones mínimas de seguridad. "Este tipo de explotación perpetúa el círculo de pobreza e impide el desarrollo social de las comunidades afectadas", apunta Tusell.