Sin grandes titulares, pero con evidencia: el modelo español que trata la depresión desde el hogar
Mientras distintos medios internacionales presentan como una novedad disruptiva la reciente aprobación por parte de la Food and Drug Administration (FDA) de un dispositivo de estimulación cerebral domiciliaria para el tratamiento de la depresión, en España este modelo terapéutico se aplica desde hace tiempo con criterios clínicos consolidados, supervisión médica especializada y desarrollo tecnológico propio.
Desde 2024, el sistema sanitario español dispone de un dispositivo de neuromodulación cerebral de uso domiciliario con marcado CE, desarrollado por la empresa tecnológica nacional Ion Clinics. Lejos de concebirse como un simple dispositivo de autoconsumo, este sistema forma parte de un modelo asistencial completo, basado en prescripción médica, seguimiento clínico continuado y evaluación sistemática de la seguridad y la eficacia del tratamiento.
Uno de los referentes nacionales en la aplicación clínica de este enfoque es la psiquiatra Sara Márquez Sánchez, directora de la clínica SM Salud Mental, en colaboración con el neurólogo Francisco Mira Berenguer. Ambos han desarrollado protocolos personalizados para pacientes con depresión resistente, dolor crónico y diversas patologías neurológicas, integrando la neuromodulación dentro de un abordaje terapéutico global que puede incluir psicoterapia y tratamiento farmacológico.
“La verdadera democratización de la neuromodulación no consiste en entregar un dispositivo sin control médico, sino en acercar tratamientos eficaces a los hogares manteniendo el máximo rigor clínico, ético y científico”, subraya la Dra. Márquez, quien insiste en la importancia de la selección adecuada de pacientes y del seguimiento continuado.
Este modelo se aplica también en Badajoz, donde SM Salud Mental funciona desde abril de 2024 como continuidad de una práctica asistencial iniciada en 2018. La clínica cuenta con un equipo multidisciplinar de psiquiatras, psicólogos, neuropsicólogos y terapeutas, y ofrece tratamientos avanzados que evitan desplazamientos a grandes ciudades como Madrid o Sevilla, una circunstancia especialmente relevante en regiones como Extremadura.
Los datos refuerzan la necesidad de este tipo de abordajes: Extremadura presenta la mayor prevalencia de dolor crónico de España, con un 31 % de la población afectada, una patología estrechamente vinculada a trastornos depresivos y de ansiedad. A nivel nacional, más de un tercio de la población padece algún problema de salud mental.
Frente a la narrativa de que “por fin” se podrá tratar la depresión desde casa, la experiencia española demuestra que este camino ya está recorrido, aunque sin grandes titulares. Un desarrollo discreto, basado en evidencia científica, colaboración entre tecnología y medicina, y centrado en la protección del paciente por encima del impacto mediático.