Don Luis, el maestro que dejó huella y cambió vidas en el CEIP Juan Vázquez
Blanca Del Rocío Vara Sánchez
3 de Julio de 2025
Hay personas que no solo enseñan… también transforman.
Don Luis Clemente fue uno de esos maestros que dejan huella, de los que se recuerdan siempre con una sonrisa en el alma.
Acompañó a mi clase en el primer ciclo de primaria en el colegio Juan Vázquez, y nunca olvidaremos la emoción que sentimos cuando supimos que volveríamos a estar con él en el tercer y último ciclo (5º y 6º). Tuvimos la suerte de comenzar y cerrar esa etapa con él, y eso lo hizo aún más especial.
Nunca se me olvidará el "De, Me, Re, Lo, Zeta" del acento en palabras llanas, los dictados con dibujos, los refranes, ni todo el empeño que ponía para que no solo aprendiéramos, sino que amáramos lo que nos enseñaba.
Las excursiones a la naturaleza eran nuestras favoritas… y también las suyas. Allí el conocimiento del medio cobraba vida.
No solo fue un profesor, estaba tan atento a nosotros que siempre sabía cuando algo iba mal. Era como uno más de nuestra familia, con un gran corazón y una humanidad inmensa. Hacía de psicólogo cuando hacía falta, escuchándonos y apoyándonos en todo momento.
A mí, personalmente, me ayudó de muchas formas. Algunas directas, otras indirectas.
Gracias a usted pronuncié por fin la 'R' fuerte, sin necesidad de logopeda, solo con su confianza y su forma de impulsarme. Aunque me frustrara, usted sabía que lo lograría. Y así fue.
Gracias también por hacerme amar los libros, por despertar mi curiosidad y por enseñarme mucho más que materias escolares.
Fue una inspiración para todos sus alumnos, pero en mi caso fue, además, un apoyo y una figura importante que dejó una huella muy profunda.
Y hoy, al volver a verlo, no he podido evitar llorar de felicidad. Porque reencontrarme con él ha sido volver a mi infancia. A lo bonito, a lo puro, a lo que deja luz para siempre dentro.
Creo que todos los que hemos tenido la suerte de tenerlo como profesor sabemos exactamente de lo que hablo. Porque él es eso: Un maestro de los que ya no quedan. De los que tienen verdadera vocación. De los que cambian vidas.
Gracias, Don Luis.
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