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Badajoz

“Dejaron a mi madre una semana sin operar, con unos dolores que superan a los del parto”

Badajoz

25 de Mayo de 2019

“Dejaron a mi madre una semana sin operar con unos dolores que superan los del parto”

Prioritario. Ese era el estado de Amalia, la madre de Guadalupe Rubio. Había ingresado en el hospital Universitario de Badajoz el pasado martes, 14 de mayo, a las 23:00 horas, con una fractura muy grave de cadera, debían operarla cuanto antes, sin embargo, permaneció 7 días con unos dolores que superaban los del parto sin ser intervenida.

Tiene 92 años, padece alzheimer, es enferma del corazón, y estuvo preparada para ir a quirófano jueves, viernes y después lunes. Cuando la aseaban se escuchaban sus gritos de dolor. Y es que deberían haberla sondado desde el primer día evitando hacerle padecer tantos dolores.

“Como consecuencia de la inmovilidad a mi madre le han dado dos infartos”, relata Guadalupe, “no tengo queja con los médicos, ni con los enfermeros - añade - mi denuncia es para la organización y gerencia”.

Entro en urgencias el día 14, y después de realizarle las pruebas pertinentes, la pasaron a una habitación, la 507, alegando que no puede ser operada de inmediato por tomar Adiro 300. El miércoles 15 recibe la visita de la Doctora Anestesista y expone que puede ser operada al día siguiente, estas son buenas noticias. Se le prescribe Adiro 100.

Posteriormente de anunciarles que su madre sería operada en pocas horas cancelan dicha intervención, “por causa de prioridad de otros pacientes, a pesar de ser muy grave su problema, no es posible y nos señalan que la operarán el viernes, 17 de mayo, a las 11.00 horas”.

Cuando parece que por fin los dolores insoportables de su madre, los gritos como consecuencia de los movimientos para asearla cesarán al intervenirla quirúrgicamente, aparece un médico, a las 10:30 horas del viernes, "y nos dice que no va a ser operada, no hay cupo”.

“Posteriormente nos informamos, y es que solo hay un quirófano de traumatología, tan solo trabaja de 8:00 a 15:00 horas, una media de dos pacientes al día”, explica Guadalupe. Además, una de las causas por las que no operaban a su madre de forma inmediata era por la medicación que le administraban y que seguían administrándole.

“Nos sentimos engañados, indignados, decepcionados y con una incapacidad total para solventar los tremendos dolores que padecía mi madre, con imposibilidad de trasladarla porque debía estar inmovilizada. Es ahí cuando nos preguntamos donde va nuestro dinero como contribuyentes, ¿es más importante el protocolo y dejar sufrir a una persona de esta manera tan inhumana?¿Por qué lleva mi madre una semana ingresada, sin tratamiento alguno, con semejante fractura?”, se pregunta.

A Amalia nadie le puede quitar lo sufrido. Durante estos días de dolores insoportables, donde se mantenía inmovilizada con la pierna y pie torcido, le salieron escaras, y fue su hija, Guadalupe, la que tuvo que comprar un colchón antiescaras y exigir que se lo pusieran. “No me quejo de los médicos, ni enfermeros - reitera - es que no pueden estar en todo. De hecho un enfermero sondó a mi madre a los 5 días, el mismo que me dijo que debería haberse hecho en cuanto ingresó, circunstancia que le hubiera quitado dolores pues no es lo mismo asearla dos veces que ocho”.

“No queremos que esta mala praxis la padezcan más personas, porque es muy alarmante que en este hospital no funcionen los quirófanos por las tardes ni por las noches, ni los fines de semana por la falta de organización. Es que nos da miedo en manos de quien está la gerencia del hospital, ya que le importa más el protocolo que sus pacientes -insiste Guadalupe- solamente atienden a las normas establecidas”.

Ante estos hechos, la hija de Amalia decide personarse en atención al cliente, donde no es tratada de la mejor forma y le señalan “que es absurdo que deje una queja”. Finalmente, Guadalupe decide dirigirse directamente al gerente, y, aunque señala que tuvo problemas para que le sellaran la carta lo consiguió.

“El objetivo de denunciar esta situación es que ninguna persona pase por lo que ha sufrido mi madre por ser mayor y tener 92 años. Un país que no cuida a sus mayores, es un país sin alma”.

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