Dos años sin la custodia de su hijo en Badajoz: "Jamás volveremos a ser los mismos"

Cristina y Juan, una pareja de Badajoz, llevan dos años de calvario desde que en 2023 los servicios sociales les retiraron la custodia de su hijo Mario, entonces un bebé de apenas tres meses, por supuestos malos tratos que a día de hoy no se han podido demostrar.

La historia comenzó el 8 de junio de 2023, cuando nació Mario tras un embarazo de riesgo. A los tres meses, el pequeño comenzó a presentar hematomas y episodios de llanto inconsolable. Pese a las repetidas visitas al pediatra y a urgencias, los análisis iniciales no detectaron nada preocupante.

Sin embargo, el 20 de septiembre de 2023, tras una noche de fiebre y llanto, una radiografía reveló fracturas en una pierna, tres costillas y el húmero. El hallazgo desató una investigación inmediata que tanto a Juan como a Cristina cogió desprevenidos. “¿Cómo íbamos a imaginar algo así?”, se preguntaba Cristina, maestra de infantil, que jamás había visto un caso igual.

Ese mismo día, los padres fueron interrogados durante seis horas y, tras una semana en la que el bebé permanecía ingresado, los servicios sociales les comunicaron la retirada de la custodia. Según denuncia la familia, no se les permitió que Mario se quedara con un familiar y se les trató “como delincuentes”, pese a que las lesiones no habían sido concluyentemente atribuidas a malos tratos.

Desde entonces, Cristina y Juan solo pueden ver a su hijo, hoy de dos años, durante una hora y media al mes en Mérida, describiendo cada despedida como “venir de enterrar a nuestro hijo”. Han creado un diario de los 111 días que pasaron junto a él, recopilando citas médicas en las que ningún profesional alertó de posibles malos tratos. Un perito privado reveló además que la primera analítica de Mario ya presentaba alteraciones, pese a que el pediatra aseguró que “todo estaba bien”.

El proceso judicial sigue bloqueado: el pediatra, el mismo que certificó en las revisiones que Mario estaba bien y que en una de sus declaraciones afirmó al mismo tiempo que era “un caso de maltrato de libro”, ha faltado a varias citaciones, retrasando cada vez el juicio al menos cuatro meses. Mientras tanto, Mario ha pasado por dos familias de acogida, de las que sus padres apenas reciben información. Cabe destacar que los padres se han visto obligados a denunciar a la Junta porque en las últimas visitas lo encuentran “sucio, con las uñas largas y hambriento”.

“Me he perdido la infancia de mi hijo. Cuando esto termine, no seremos los mismos jamás”, lamenta Cristina, que acude a terapia desde entonces para sobrellevar la situación, ya que el simple hecho de entrar en casa y ver la cuna de Mario vacía, es un reto para ella. La pareja ha anunciado que intensificará su lucha en redes sociales para exigir que el juicio se acelere y poder recuperar a su hijo.