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Psicólogos Criminalísticos aluden al "sadismo sexual" para calificar al acusado de matar a Manuela Chavero

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15 de Mayo de 2024

Psicólogos Criminalísticos aluden al "sadismo sexual" para calificar al acusado de matar a Manuela Chavero

 

En esta tercera jornada han declarado los Psicólogos Criminalísticos de la Guardia Civil de Madrid, quienes han realizado una exhaustiva investigación con diferentes estudios sobre el perfil criminológico de personas que pudieran estar implicadas en la desaparición de Manuela Chavero. Su trabajo da comienzo el 29 de julio de 2019, momento en el que Manuela ya llevaba tres años desaparecida.

 

TRANSCURSO DE LA INVESTIGACIÓN

 

En primer lugar, los agentes establecen patrones de comportamiento de los autores en referencia al “modus operandi”. Así, señalan que “en la desaparición no hay escena del crimen, pero nos acercamos al último lugar en el que estuvo la persona desaparecida”.

 

Además, sostienen que “toda conducta criminal tiene un propósito funcional: ayuda a ocultar su identidad, facilitar con éxito la desaparición, huida o escape”. Se trata, por tanto, de conductas con los que el autor plasma sus fantasías o deseos.

 

Qué es lo primero que descartan

 

Lo primero que se descartó fue el suicidio, el accidente o la desaparición voluntaria. “Nos quedamos con la desaparición forzosa, pero no pareció ser fruto de un secuestro, y llegamos a la única posibilidad que es el homicidio con ocultación de cadáver”, indican. En este indicio también jugó un papel importante que el último mensaje que se envió desde el teléfono de la víctima tuvo lugar a la 01:55 horas de la madrugada del 5 de julio de 2016.

 

Por parte de las autoridades actuantes, se descarta el móvil de venganza y sentimental, como así ya lo anticipó la UCO. Por esta razón, señalan que “la única posibilidad que hallamos es el móvil sexual”.

 

Informe emitido en 2019 sobre el posible perfil del autor de los hechos

 

Las características que enumeran en relación al autor en este primer informe hacen alusión a lo siguiente: hombre, español, conocido de Manuela, vinculado al pueblo de Monesterio y podría vivir cerca del domicilio de la víctima. Es posible que actuara en solitario y que empleara un arma blanca o su cuerpo o su fuerza para cometer el delito.

 

Posteriormente, en un informe encargado en 2021, se realiza un análisis de compatibilidad entre lo expuesto y el perfil del acusado, así como un perfil psicológico. Los investigadores se desplazaron entonces hasta el centro penitenciario pero el acusado no quiso colaborar, y, por ende, no se quiso someter al correspondiente análisis.

 

También contactaron con la madre y la hermana del acusado, quienes por consejo de su abogado decidieron no colaborar con los forenses.

 

El acusado tiene falta de apego emocional

 

“El acusado adopta una posición dependiente y actúa como un niño grande y presenta una falta de apego. Interioriza ideas machistas que le va inculcando su padre, ideas que se van intensificando. Cada actitud agradable por parte de las mujeres él lo interpreta erróneamente como una relación sentimental”, relatan.

 

“Él da por hecho que hay un interés y actúa bajo esa distorsión. Cuando ve que no es así, actúa con la ira y la venganza”. Con esta actitud, “este problema para regular emociones”, llega incluso a agredir a los animales. Así relataban los investigadores el perfil extraído por parte del acusado. Este tipo de características guardan relación con actitudes que el propio acusado ha llevado a cabo. Prueba de ello puede ser la conducción temerosa cuando una mujer le rechaza, o las distorsiones hacia las mujeres cuando se producen situaciones similares. Los psicólogos han comentado que “en el rechazo femenino” el acusado actúa con un patrón de “descontrol”.

 

En este sentido, el agente ha manifestado que “es la primera vez que una persona cumple criterios diagnósticos claros de sadismo sexual, y he participado en más de 1.000 investigaciones”.

 

Criterios seguidos para realizar este diagnóstico

 

Siguiendo una especie de manual internacional, los expertos siguen unos parámetros para realizar este estudio. Hacen alusión a las conversaciones estudiadas en las que “puede apreciarse cómo se interesa por llevar a cabo prácticas violentas o que impliquen el sometimiento de la mujer”. Así, en la “excitación por dolor físico o psicológico”, el acusado siente morbo, tratándose de “un comportamiento insistente y no es un comentario aislado”.

 

En cualquier caso, señalan que “aunque no se haya podido acreditar que se haya llevado a cabo esta conducta, el criterio de “fantasías, deseos o comportamientos” sirve para establecer que se sigue un patrón de sadismo sexual, algo que se corrobora con las preguntas constantes. Por ello, señalan que “cuánto más dolor y miedo produce en la mujer, más excitado se siente”.

 

Sadismo sexual

 

“A Eugenio lo que le produce excitación es la sangre, que se retuerza de dolor, que se encoja, que le duela […]”. Ante las preguntas de la abogada de la familia de Manuela, el psicólogo forense que ha testificado emitía estas afirmaciones. Unas preguntas que están dirigidas por parte de la abogada para referirse al sufrimiento que pudo vivir la víctima mientras Eugenio la veía sufrir cuando le podría estar propinando los golpes, provocándole incluso fracturas en su cuerpo y viéndola sangrar.

 

En este sentido, ha alegado, además, que es algo que ha quedado patente en los mensajes que fueron interceptados en su teléfono móvil para dirigirse a mujeres que ejercían la prostitución. Además, es algo que ha ido tomando forma si se van aunando las declaraciones emitidas por los testigos en jornadas anteriores, los cuales han relatado acontecimientos que se acercan a comportamientos extraños por parte del acusado.

 

Sobre la supuesta caída del cuerpo desde la pala del tractor

 

Eugenio Delgado “no declara que se le cae el cuerpo hasta la reconstrucción”. Y por ello, apuntan los psicólogos criminalísticos que “para que esas lesiones se produzcan para causar la muerte tiene que producirse una caída de altura”. Esto probaría que es una excusa para desmentir que la golpeó hasta matarla.

 

“Se descarta el accidente por la manera en la que dice que se cae y no se corresponde con las lesiones; descartamos el lucro; la venganza; el arrebato (…), por lo que la única que queda es la sexual. Contamos con un trastorno, unos impulsos por prácticas sexuales sádicas porque no se encuentran mujeres que se presten a este tipo de prácticas voluntariamente. Juntamos esta parafilia y sus rasgos de personalidad que los impulsos asocian a la violencia sexual, hablamos de sus distorsiones en relación a las mujeres y a la libertad sexual. Es por eso que piensa que si una mujer paga, no tiene derecho para decidir y es él ‘quién tiene que decidir sobre el género’. Si a todo eso juntamos un cuerpo desnudo, nos hace pensar que el único móvil posible fue el sexual”.

 

Los agentes han destacado que en la desaparición del cuerpo “hubo organización” ya que hubo que “desplazarlo hasta un entorno más criminal”. Así, han alegado que “al no contar con ninguna inhibición que le hiciera sentir culpable, lo ocultó”. Existió planificación, por tanto, aunque fuese sobrevenida, porque “no es un acto impulsivo” debido a las horas a las que se produjo la desaparición de Manuela. Horas sin duda llamativas porque tal y como indican los psicólogos criminalísticos, el acusado buscaba “esa facilidad de comisión del hecho para asegurar que el modus operandi es seguro para él”. Asimismo, ha señalado que “es una conducta que asegura el éxito de la versión”.

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