La alegría de Fragoso contrasta con la realidad diaria de Badajoz

El alcalde de Badajoz, Francisco Fragoso, ha realizado esta mañana un balance de la actual legislatura cuando se cumplen 100 días desde su toma de posesión.

El máximo mandatario ha manifestado sentirse "satisfecho" y ha mostrado su "optimismo" porque "el balance de estos 100 primeros días es muy positivo".

Fragoso ha destacado los proyectos puestos en marcha desde entonces y que aun vienen desarrollándose, como son “el préstamo con fondos europeos que convertirá a Badajoz en una de las ciudades de la Península Ibérica más eficientes y respetuosas con el medioambiente en materia de iluminación”.

También ha hecho referencia al “continuo trabajo” para recuperar el patrimonio de la ciudad, habiendo comenzado ya las obras del Baluarte de la Trinidad y el Fuerte de San Cristóbal.

Fragoso ha afirmado que “lo importante para la ciudad son las cosas que afectan al día a día” no los debates administrativos como “si las mociones las tenemos que pasar por Comisión o Pleno”, manifestando su deseo por dejar de lado “estas pequeñas cosas de los temas formales, para centrarse en los temas importantes para los ciudadanos”.

CONTRASTE CON LA REALIDAD

Lo cierto es que a Francisco Javier Fragoso se le acumulan los problemas en una ciudad que parece no evolucionar durante los últimos meses: los vecinos vienen quejándose reiteradamente que el servicio de limpieza no es efectivo en muchos puntos de la ciudad, pues mantienen un nivel de suciedad elevado; que el Casco Antiguo no avanza y se ha quedado estancado, como demuestra lo enquistado del Proyecto Campillo, el nulo mantenimiento de numerosas calles y fachadas, y que algunos de los edificios más notables permanecen cerrados.

Relevante polémica están alcanzando las obras del nuevo colector que discurre por la margen izquierda del Guadiana, tras haber levantado las máquinas gran parte del paseo viejo y nuevo, y el consiguiente malestar ciudadano, que percibe que se ha tirado el dinero público y denuncian la falta de planificación de este proyecto.

A esto se suma el abandono que sufre el cauce del río Rivillas, así como parte de los barrios periféricos de la ciudad; la falta de información ofrecida sobre las excavaciones arqueológicas en la Puerta del Alpendiz y el Baluarte de la Trinidad; el innecesario gasto para convertir la calle Felipe Checa en plataforma única; y el malestar ciudadano que supone la inacción desde el Ayuntamiento para que la Plataforma Logística, el Puerto Seco, el Aeropuerto de Badajoz, o la llegada del AVE sean más pronto que tarde una realidad.

Los pacenses observan con asombro cómo el Ayuntamiento de Badajoz decide endeudarse en 10 millones de euros para cambiar las luminarias de la ciudad, mientras las necesidades reales continúan siendo otras bien distintas.