Un convento emeritense entra en la 'Lista Roja': "La vegetación cubre el suelo y las paredes"

El convento emeritense de San Andrés ha entrado en la Lista Roja del Patrimonio esta semana debido al mal estado en el que se encuentra.

La construcción del antiguo convento se inició en 1571, sobre las ruinas de un primitivo templo parroquial que, en la segunda mitad del siglo XV se convirtió en una ermita dedicada a San Andrés, una vez anexada la parroquia a la catedral actual. Numerosas dificultades retrasaron la construcción en el tiempo previsto, habiendo ocurrido sucesivas reconstrucciones y ampliaciones. La obra no se concluyó hasta el año 1636.

El mismo es Bien de Interés Cultural y se mantienen las paredes de la iglesia, así como la base del claustro, rodeado de una pared para ocultarlo del exterior. El motivo principal por el que se ha incluido en la lista es porque la vegetación ya cubre el suelo y las paredes; además, en 2003 se demolió el interior y las paredes externas.

INFORMACIÓN SOBRE EL CONVENTO

Exteriormente, la fachada que cierra el complejo conventual por la actual plaza de Santo Domingo quedaba constituida por un amplio lienzo de muro labrado en sillería y mampuestos. En su ala derecha, estaba formada por el testero de la iglesia; y en la izquierda por el cierre de algunas dependencias y pabellones vivideros, en el que se abrían escasos y parcos huecos. Todo ello acabó resaltando como elemento más importante del muro.

La portada está constituida por dos pares de columnas de enfatizados tambores almohadillados, de inspiración manierista y  rematada por un fuerte dintel adovelado, sobre el que se dispone un entablamento de orden toscano en el que alternan metopas decoradas con sencillos rosetones y secuencias de triglifos. El conjunto resulta severo y sencillo, rematándose con una hornacina de estilo diferente, con elemental factura de ladrillo y cal, en la que se sitúa una imagen marmórea, de algo menos de un metro de altura, de Santo Domingo.

Interiormente, se organizaba en torno a un pequeño claustro situado detrás del modesto presbiterio, con arcos de ladrillo vistos sobre contrafuertes, travesaños, bóvedas en las bandas claustrales, y una alta galería cerrada con simples balcones y cubierta con vigas en voladizo. También estaban presentes varios patios y un corral, huertas y otros espacios abiertos orientados preferiblemente hacia atrás como áreas de descanso.

Los espacios habitables estaban formados por secuencias de celdas, naves, almacenes y otras dependencias, generalmente recubiertas de cañón lleno, cumbreras o tabicadas, según el modelo, así como numerosos sótanos.