Un histórico castillo extremeño será protegido como BIC
29 de Octubre de 2025
El Diario Oficial de Extremadura (DOE) ha publicado la resolución de la Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes por la que incoa expediente de declaración de Bien de Interés Cultural a favor del 'Castillo de la Vaguada' de la localidad pacense de Villalba de los Barros con la categoría de Zona Arqueológica.
Caber reseñar que, antes de iniciar este trámite, el castillo contaba con la consideración genérica de BIC, pero carecía tanto de una delimitación específica como de una delimitación de entorno de protección, requiriendo una descripción clara y precisa del bien que permita su identificación, con sus pertenencias y accesorios, así como la delimitación del entorno necesario para su adecuada protección.
Según recoge el DOE, el conocido como 'Castillo de la Vaguada de Villalba de los Barros' es un importante enclave histórico arqueológico, tanto por su relevancia histórica como por las singulares características de los elementos que lo integran. Esta fortaleza constituye un testimonio destacado de la arquitectura señorial bajomedieval extremeña y su evolución histórica está íntimamente ligada al desarrollo político de la Casa de Feria y a la consolidación del poder nobiliario en la Baja Extremadura.
La elección de Villalba de los Barros como cabecera inicial del incipiente estado de Feria debió ser consecuencia de la conciencia de continuidad con la que Gomes Suárez de Figueroa o, lo que es más probable, su padre el maestre de Santiago, había asumido la herencia del señorío de los Enríquez. Al adquirir Villalba en 1395, el señor de Feria asumía así mismo la herencia simbólica que representaba su castillo al que, no obstante, no tardará en someter a una reforma íntegra.
Se desconoce el aspecto original del castillo de los Enríquez, si bien es de suponer que, en líneas generales, siguiera el trazado del castillo actual. El conjunto de sus elementos, además de su valor patrimonial, permite una lectura secuencial de la historia en este espacio desde la Baja Edad Media.
El castillo se sitúa cerca del límite noreste del casco urbano consolidado de Villalba de los Barros, sobre una pequeña loma. Esta posición, determinada por sus singulares condiciones estratégicas y naturales, lo convierte en un enclave privilegiado que permitiría una ocupación continuada a lo largo de la historia, siendo posible que se tratase de una pequeña fortificación en la que la población del entorno, dispersa en pequeñas alquerías, buscaría refugio ante el aumento de las razias cristianas durante los siglos XII y XIII.
Los orígenes del Castillo de Villalba de los Barros se remontan a época islámica, aunque fue objeto a posteriori de notables transformaciones durante la Baja Edad Media y Edad Moderna. Si bien se tienen datos de una primera ocupación durante las primeras taifas, es en época almohade cuando se levanta una primera fortificación defensiva de la que aún se observan en el interior del castillo restos de tapial apoyado sobre un zócalo de mampostería. Por tanto, se puede datar en el siglo XII la fecha en la que situamos los orígenes del Castillo de Villalba de los Barros.
La fortificación se construye, básicamente, con mampostería, si bien la reestructuración llevada a cabo en los inicios del siglo XVI vendrá marcada por el uso recurrente del ladrillo. De este modo, los vanos, las bóvedas y los pilares centrales emplearan ladrillos como material edilicio.
El espacio interno se organiza en torno a un angosto patio central del que no se conservan más que los cuatro machones esquineros que sostendrían la galería, de dos alturas, que cerraban dicho patio En el centro se ubica la embocadura de un aljibe de planta cuadrada, de una sola nave. Las estancias se distribuían en torno al patio central, mediante salas alargadas paralelas a las crujías de la galería y a los muros perimetrales de la fortaleza, además de la torre del homenaje, que ha necesitado ser consolidada, si bien la gran joya ornamental del arruinado castillo son los fragmentos de bandas pictóricas que aún se conservan en algunas zonas del piso superior del patio y se extienden hasta las cámaras altas de las torres esquineras.
En 1989, la Junta de Extremadura promovió una primera fase de consolidación y restauración del Castillo. Estos trabajos continuaron en 1994 con la consolidación de toda la muralla perimetral. En estas intervenciones se reconstruyeron aquellos elementos más claros en su definición y que permitieron ir aproximándose a su primitivo estado. Posteriormente, en 2010, se llevó a cabo la adecuación y recuperación del entorno del castillo, así como la instalación de la iluminación exterior del mismo.
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