Los gentilicios extremeños más extraños
22 de Febrero de 2019
No es posible elegir el lugar de nacimiento, pero en ocasiones es preferible huir de él cuanto antes para evitar que su gentilicio te acompañe de por vida. Al igual que el azar ha regalado al mundo del humor desternillantes combinaciones de apellidos, el nombre de un municipio ha generado gentilicios de lo más curiosos. Extremadura no es menos y cuenta con algunos de los más extraños de España.
Sufijos como ‘-ense’, ‘-es’, ‘-esa’, ‘-eño’, ‘-eña’, ‘-ano’ o ‘-ana’ son tan comunes como aburridos, seguramente por ello muchas de las localidades extremeñas han echado mano de la imaginación para crear sus apelativos. Son el caso de Robledollano que utiliza como gentilicio el término ‘careto’, o de Descargamaría que usa ‘parrillero’. En Valverde del Fresno recurren a la ‘fala’ para nombrar a sus habitantes como valverdeirus.
- Coritos: De la uva sale vino; de la aceite la aceituna; y de Coria, caurienses, los coritos son de otro lado, más concretamente de Feria. Los natales de este municipio tenían claro que un feriante es un nómada que viaja de fiesta mayor a feria menor, pero no lo puede ser alguien que reside junto a un castillo tan hermoso considerado el faro de Extremadura.
- Pencones: Es difícil aclarar de donde viene este gentilicio perteneciente a Aldeanueva de la Vera, quizás se trate de gente muy trabajadora, que apencan (coloquialmente, pencar), o tuvieran alguna relación el pueblo mapuche (Chile) de los ‘pencones’. Ante la duda puede usarse su sinónimo aldeanovense pero se cae en el riesgo de confundir al pencón con quien es de Aldeanueva de Ebro, Aldeanueva del Camino, Aldeanueva de Cameros, Aldeanueva de San Bartolomé o Aldeanueva de Figueroa.
- Casitos e ilipenses: Pues no se trata de gente muy bajita; son personas de estatura normal; incluso algunas están muy por encima de la media. Pero a quienes viven en Casas de Millán si les llaman casitos y a quienes residen en Zalamea de la Serena se les denomina ilepenses, que suena a liliputienses, aunque resulta descabellado pensar que Jonathan Swift errara al intentar escribir Lilupa y acabase escribiendo Liliput.
- Porrineros: Los naturales de Salvaleón se sienten muy orgullosos de ser porrineros. Aunque hay quien supuso, escribió y llegó a publicar que este gentilicio se deriva de la fabricación de porrones, para el agua, nada más lejos de la realidad. Los porrones los hacen los alfareros de Salvatierra de los Barros, el pueblo vecino, los porrineros son y se siente porrineros porque son 'hijos' del monte Porrino, una enorme dehesa tradicionalmente explotada por los naturales de Salvaleón que ha alimentado a generaciones y generaciones de porrineros.
Otra opción es recurrir al vasto mundo animal, algo que no es de extrañar dada la gran fauna de la región.
- Culebrón: Es de esperar que quienes viven en este municipio sean acogedores u hospitalarios, pero resultan ser dramáticos, astutos y algo contagiosos. Culebrones además de ser telenovelas sumamente largas y dramáticas, hombres muy astutos y el nombre común del herpes zóster, también es quién nace en Bienvenida.
- Lagarteirus: Es complicado saber a qué topónimo pertenece este gentilicio, pero lo que si está claro es que está en el norte de Extremadura y que allí se habla la ‘fala’. Pese a lo que pueda parecer los larteirus no tienen nada que ver con los reptiles si no con la cárcel que en latín es ergástulum, nombre del que derriba Eljas.
- Mojinos: A los habitantes de Reina se les despojó por completo de la monarquía, a pesar de contar con la corona de la Campiña Sur y alcazaba de antiguos taifas. En su lugar llevan por bandera un chirriante pájaro, el mojino o rabilargo ibérico.
- Garceños: En el sur de la región abundan las aves, los oriundos de Villagarcía de las Torres, población que comparte comarca con Reina, son denominados garceños. Pero algo raro debe ocurrir en este pueblo cuando en los municipios cercanos prefieren llamarlos brujos.
- Gatitos: Aunque el gentilicio oficial de Santiago del Campo es santiagueños, a sus vecinos este también se les llama gatitos. El nombre probablemente venga de la esfinge que luce en su escudo con varios rasgos felinos, en cualquier caso se desconoce si estos gatitos son mansos o fieros. De todo habrá.
- Caputbovenses y cabezalaqueños: Ni es correcto llamarles cabezones, ni tampoco lo es llamarles cornudos, para evitar confusiones las gentes de Cabeza del Buey y Cabeza la Vaca han tomado caputbovenses y cabezalaqueños como gentilicio, aunque cabezalavaquino y calbaceño son sinónimos del último. ¿Conocerán a los caputequinos, como se denomina a los naturales de Cabeza del Caballo, en Salamanca?
Pero el premio de oro a los mejores gentilicios se los llevan aquellos pueblos que tiene el valor insultarse a sí mismos o llamarse con apelativos que parecen insultos.
- Alcastroso: Este gentilicio, que por sí mismo no es un insulto, ha tenido que resultar impropio a los vecinos de Alconera, a quienes más de una vez le habrán llamado costrosos por la similitud de las dos palabras.
- Panzones: El término correcto es usagreño, pero en los alrededores se les llama panzones. Como dice el saber popular ‘cría fama y échate a dormir’.
- Belloso: No todos son apelativos negativos. En Cabezabellosa todos son hermosos, bellosos en castellano antiguo.
- Chinato: Es una forma vejatoria de referirse a los chinos pero no para hacerlo con quienes viven en Malpartida de Plasencia.
- Méndigos: Es los pueblos situados en torno a La Parra, en la provincia de Badajoz, se llama parreñas y parreños a las personas naturales de la mencionada localidad. Pero los parreños y las parreñas se refieren a sí mismos como méndigas y méndigos. Así como lo ve escrito, con tilde en la e; no mendigos y mendigas: méndigos. Incluso existe una asociación llamada Los Méndigos, exclusiva para varones. Las madres llaman méndigos y médigas a su prole; los esposos hacen lo mismo con sus esposas; los hermanos se llaman méndigos entre sí y los amigos utilizan la misma expresión. Y nadie se ofende, porque la intención no es ofender. La Parra de los méndigos es un pueblo hermoso, blanco y limpio, pero sin mucho término municipal y con no excesivas fuentes de riqueza desde los tiempos del señor, luego duque, de Feria.
Además de los nombrados destacan otros gentilicios como ‘paganos’, de Pago de San Clemente; ‘belitre’, de Herreruela; ‘frexnense’, de Fregenal de la Sierra; y ‘poblanchino’, de Puebla de la Calzada.
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