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Región

Morirse en Extremadura sale muy caro

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30 de Octubre de 2018

Morirse en Extremadura sale muy caro

El precio medio de un entierro en nuestra región quintuplica el salario mínimo interprofesional. El precio de un columbario en Mérida es un 331% más caro que en Badajoz.

El precio de un entierro lo determinan los servicios que se contraten y de la localidad en la que tenga lugar, afirma la Unión de Consumidores de Extremadura.

A la mayoría de las personas no les preocupa donde descansarán sus restos cuando fallezcan; es una decisión que les toca a familiares o amigos. Son ellos quienes comprobarán que, a veces, no es fácil la elección, y mucho menos barata.

Inhumación, cremación o donación del cuerpo a la ciencia, son las tres rutas legales para realizar el último viaje. Tras la muerte, el alojo de los restos del fallecido se puede hacer de una de estas tres maneras. En España, la práctica más utilizada es la inhumación, aunque cada vez hay más cremaciones; actualmente el 35% de los fallecidos optan por ella.

A pesar de su relativamente bajo porcentaje de cremaciones entre los fallecidos (35%), España es el país de Europa que cuenta con más hornos crematorios (358). Inglaterra, con un 73%, es el país de la UE con un mayor porcentaje de cremaciones, a pesar de lo cual cuenta con menos hornos que España (260).

En Extremadura, según los últimos datos publicados por el sector hay seis hornos crematorios.

UN VIAJE CARO

Hay diversidad de entierros y de precios. La factura final dependerá de lo que se decida gastar en los servicios funerarios (ataúd, tanatorio, flores, esquelas…) y en lugar que se elija para el entierro.

Normalmente, cuando llega este momento, se llama a la funeraria y se acepta todo ‘el menú’. El sector funerario no hace mucha promoción, no envía ofertas o catálogos y se sabe poco sobre de dónde salen los precios. A pesar de todo, es rentable porque (obviamente) siempre tiene demanda.

LA CUENTA

Como en cualquier factura, el precio de la muerte también se desglosa en partidas, productos o servicios, el primer gasto que se afronta es el trámite de documentación, que consiste en obtener el certificado de defunción, baja en el registro civil de la persona fallecida y autorización de la licencia de inhumación o incineración, todo por unos 200 euros de media.

El precio del ataúd varía. Cualquier funeraria ofrece un gran catálogo, con precios para todos los bolsillos; los más sencillos o gama estándar van desde los 800 a los 1.500 €; la gama media está en torno a los 2.500 €; y la gama alta en unos 3.500 euros de media. Hay ataúdes ecológicos (es preciso asegurarse de que están certificados al 100%) con un precio de 1.500 €. Teniendo en cuenta este abanico, el precio medio de un ataúd estaría en torno a los 2.000 euros.

El precio por el uso del coche fúnebre dependerá del servicio que realice, de los kilómetros que tenga que recorrer, etcétera. El servicio mínimo no bajará de los 250 €, el kilómetro de media se cobra aproximadamente a 1,60 €.

El tanatorio tiene un coste medio de 600 €. Existen tanatorios municipales cuyo conste es más económico: unos 300 € de media.

INHUMACIÓN O INCINERACIÓN, ¿QUÉ ES MÁS BARATO?

Una opción cada vez más demandada y en auge es la incineración; de hecho, en España, en más del 35% de las defunciones se opta por este sistema. Se podría ver como la solución más económica para algunas localidades, ya que no exige disponer de un sepulcro.

En Extremadura, la incineración tiene un coste medio de 550 €. A ese dinero hay que sumarle el coste de una urna: unos 180 € de media.

Si además se decide guardar la urna en un columbario, que es un nicho especial situado normalmente dentro de los cementerios (aunque no tiene porqué ser así) y que están destinados a contener en exclusiva las urnas cinerarias de una persona cremada, hay que añadir entre 100 y los 642 euros más, dependiendo de la localidad elegida. Son los ayuntamientos los encargados habitualmente de marcar los precios de los columbarios a través de sus ordenanzas municipales. A este precio habría que añadirle el coste de la lápida.

Si se opta por la inhumación en un nicho, el coste dependerá nuevamente de la localidad elegida, ya que al igual que los columbarios, son los ayuntamientos los que marcan los precios de los tipos de tumbas. A este gasto habrá que añadir los gastos del enterramiento, lápida, colocación de la misma, etcétera.

Un nicho en Badajoz para 50 años en el cementerio nuevo tiene un coste de 828,97 euros. En Cáceres su precio oscila entre los 696 y los 2.378 €. Mientras que en Mérida su coste está ente los 333 y los 754 euros, todo depende de la fila o lugar que se elija o se asigne.

En el caso de los columbarios, Badajoz tiene un precio de 190 euros, mientras que en Cáceres se incrementa hasta los 435; en Mérida cuestan entre 430 y 630 euros, dependiendo de la fila.

Al coste del nicho elegido o asignado, hay que añadirle el precio de la lápida, unos 300 € de media.

Así que el precio de la muerte es variado. Pero morirse puede salir gratis si se opta por donar el cuerpo a la ciencia, para que se utilice en la formación del alumnado de Medicina.

En caso contrario, hay que preparar el bolsillo para hacer frente a un gasto que, sin tener en cuenta los servicios mínimos y gastos medios (tramitación documentación 250 €, ataúd 2.000 €, coche fúnebre 250 €, tanatorio 600 €, nicho a más de 5 años e inhumación 690 €, lápida 300 €, el gasto a duras penas bajará de los 4.000 euros. Y esto sin necesidad otros gastos como son traslados, flores, mesa de firma, esquelas, recordatorios, etcétera.

El precio medio de un entierro en Extremadura, quintuplica el salario mínimo interprofesional.

SEGURO DE DECESO

En España, la costumbre de pagar en vida y en forma de póliza mensual o anual los costes del entierro se hereda de generación en generación y, en demasiados casos, se sigue abonando por inercia. ¿Cómo voy a darme de baja ahora que ya llevo pagando 20 años, saldría perdiendo?, es un argumento tan común como erróneo. Aunque las cuotas que se pagan por el seguro de decesos son normalmente poco cuantiosas -la patronal del sector calcula que cada familia destina, de media, 3,6 euros por cada mil euros del gasto total-, a la larga pueden representar un desembolso excesivo. Por eso se recomienda hacer números y reflexionar sobre si merece la pena seguir pagando esta póliza. Se puede estar incurriendo en un sobre aseguramiento al pagar por un servicio cubierto con otra póliza. Los seguros de vida ligados a hipotecas, o a otros productos financieros como tarjetas de crédito y préstamos personales, por ejemplo, pueden cubrir holgadamente los gastos del sepelio.

Las pólizas son bien diferentes de una a otra compañía, y los precios muy distintos también de unas ciudades a otras: hay que hacer cuentas, y decidir.

Recomendaciones a tener en cuenta a la hora de contratar un seguro de decesos.

- Si se es menor de 40 años, normalmente no conviene contratar un seguro de decesos. Se puede acabar pagando más de lo que representan los gastos funerarios.

- Si se disfruta de una economía estable y saneada o se tiene suscrito un seguro de vida con amplia cobertura, no merece la pena contratar un seguro de decesos.

- Antes de contratar un seguro de decesos, es conveniente pedir presupuesto en varias compañías y compar calidad de servicios y precios.

- Es necesario exigir que todas las modificaciones o adiciones del contrato del seguro sean siempre por escrito. Después de la firma de la póliza, no se deben aceptar cambios del contrato que resulten desfavorables.

- Cuando se paga un seguro para cubrir los gastos de los servicios funerarios, lo que se contrata es una prestación de servicios. La familia del difunto no tiene por qué aceptar la empresa propuesta por la aseguradora, pueden elegir la funeraria o empresas que prefieran.

- Conviene comprobar que en el contrato figura el compromiso de la compañía de revalorizar anualmente los capitales asegurados. Así se evitan sorpresas en momentos tan difíciles como los posteriores a un fallecimiento.

- Si dispone de un seguro de decesos, es preciso informar a los familiares del número de póliza, compañía y teléfono al que deben llamar cuando fallezca.

- Debe guardarse una copia de la póliza y conservar el último recibo pagado.

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