Ejemplo de dignidad: Belén, la barrendera

La frase “No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia” es del célebre actor, pintor, músico, militar, escultor y escritor británico, Robert Baden-Powell. No es extraño que esta máxima haya sido escuchada alguna vez por los que se encargan de la limpieza de nuestros barrios;  e incluso, gran parte del personal, puede que la tengan como una de sus normas.

Si una ciudad se mantiene impresentable es por dos causas: por la suciedad que de forma natural se genera, y por los desechos que entre todos echamos a la vía pública -al margen de que se limpie más o menos- pues ese sería otro cantar. Luego pudiera venir la historia adjunta de ¿echamos mucha basura? y, por añadidura, ¿se contratan pocos servicios?.

Uno de esos funcionarios anónimos de la cotidiana tarea fue el que llamó de manera especial mi atención a los pocos meses de venir a vivir a Badajoz.  Se trata de Belén. No destaca por ser una persona especialmente joven, guapa, alta o delgada; pero es una mujer especial, porque tal como su nombre indica, es una campanada de alegría y bondad. Su sencillez es su nota predominante. Para ella, la persona es el corazón y no el cargo que ocupa. Si tienes buen corazón serás su amiga, si no, no.

Belén Santos Mato tiene 48 años de edad; casada y con un hijo de 6 años (tan inquieto y vivaz como ella). Una trabajadora nata que lleva en este servicio algo más de cuatro años. Nos comenta que su jornada laboral es de 6 horas, de lunes a sábado; a veces, los domingos. Gracias a estas personas, la vía pública que les corresponda limpiar, suele estar más o menos presentable (aunque hayamos leído que “para gustos los colores”).            

Belén nos cuenta que le encanta su trabajo porque le hace sentirse realizada, además de recibir el afecto de muchos transeúntes. No obstante, las personas que más le apenan son los drogadictos, “lo que sufren ellos y  sus familiares”, me dice muy seria y mirándome a los ojos. 

Esta mujer ha presenciado robos con violencia, espectáculos desagradables en las calles, arrancada de piedras en la vía pública,etc. Se ha encontrado incontables objetos, entre ellos: ropa etiquetada o carteras con dinero (que devolvió de inmediato a sus respectivos dueños).

Belén se considera una buena trabajadora, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí misma y los demás,… no permitiendo que la humillen ni degraden. Nos dice que “la formación en la vida es esencial”. Ha estudiado auxiliar administrativo, ejerciendo en el SES; imparte cursos de baile de flamenco; desde 2005 hasta nuestros días, es corredora de fondo de los 42.195 metros (fue medalla de Extremadura, oro, plata y bronce); ha culminado 87 medias maratones, 10 maratones, 300 carreras (de 10 km, cross, 5 km, 7 km,….) en lugares como Extremadura, Portugal, Andalucía, Castilla la Mancha (estuvo dos veces clasificada para el Campeonato de España).    

Esta mujer, se relaciona con personas de cualquier estatus social, entre ellas: una prostituta de 38 años de edad, que le habla de la vida; un drogadicto que le comenta sus tristezas; algunos pobres que piden por las calles, quienes cuentan sus dificultades económicas. A su vez, mantiene trato con las autoridades: alcalde, concejales... en especial hay un señor que Belén pondera diciendo de él que es una “persona maravillosa”. Nos referimos a Antonio Ávila, al que llama cariñosamente “mi San Antonio de Ávila”.

Comenta que hay personas agradecidas que le han regalado dinero, perfume u otros obsequios valiosos; aunque ella, siempre conteste que no necesita nada, que se siente “feliz” realizando su trabajo. Para finalizar me da un papel que recojo: es su máxima (con letra clara y redondita, como ella) y que dice ‘La basura es una mina que llena la vida de muchas personas”.

Añadir que el término ‘dignidad’ deriva del vocablo en latín ‘dignitas’, y del adjetivo digno, que significa valioso, con honor, merecedor.  Vaya para personas como ella nuestra más sincera aprobación. No olvidemos que si los sectores de servicios funcionan adecuadamente, es porque se han dejado en buenas manos, en personas responsables y valederas como Belén Santos Mato, una trabajadora nata, claro ejemplo de dignidad.