27 Abril 2024
2 . 054 . 114 lectores

Badajoz

SOS Casco Antiguo: "Dejar cadáveres a las espaldas con tal de cortar una cinta"

Badajoz

18 de Agosto de 2020

SOS Casco Antiguo: "Dejar cadáveres a las espaldas con tal de cortar una cinta"

Tras hacerse público que el Servicio Extremeño de Salud considera que el edificio de Correos reúne las mejores condiciones para albergar el centro de salud de la zona centro, la plataforma de vecinos SOS Casco Antiguo afirma a 7Días su desacuerdo.

La Asociación afirma que la primera opción para la Junta de Extremadura fue trasladar el Centro de Salud al Perpetuo Socorro lo que suponía a los vecinos desplazarse y salir de la zona centro para acudir al médico. Fue descartada.

Y la segunda opción suponía el traslado a la residencia Juan XXIII. Habilitar dicha residencia para uso sociosanitario y reubicar a los estudiantes. Opción prometida en campaña electoral por el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara y que también fue descartada.

Y ahora hacen público que la mejor opción es Correos, con lo que supondría de gasto para adecuar las instalaciones para su uso, afirman a 7Días.

Para la asociación la mejor opción es el Hospital Provincial porque es “donde permaneció en origen” es un edificio “adecuado y apto” para albergar dicho centro, pero la Junta desecha la idea.

De ahi que los residentes de la zona hayan hecho público un escrito que versa los siguiente:

Consideramos que la Junta de Extremadura y el Servicio Extremeño de Salud, representados por sus máximos responsables, han interpretado un cómodo teatrillo dejando pasar el tiempo durante estos largos meses para refrendar, finalmente, lo que ya habían decidido desde el principio: ubicar el centro de salud en el edificio de Correos, a pesar del deseo mayoritario de los vecinos y de los profesionales del centro.

La administración regional aplica el rodillo para reubicar a 20.000 usuarios en un edificio que no está adaptado para usos sanitarios, cuya superficie, si bien iguala a la del centro actual, estará mucho peor distribuida en cinco plantas —un sótano y tres plantas de entre 470 y 500 metros cuadrados y una última planta superior de 40 metros cuadrados—, en una ubicación descentralizada de los barrios a los que da servicio, alejada de Pardaleras y de la zona más deprimida del Casco Antiguo, lo que supone además un duro golpe para unas calles que desean recuperarse.

Lamentamos profundamente que el centro de salud, a juicio de la administración, parezca tener mejor cabida en una casa de postas que en el lugar en el que ya estuviera, en un edifico que fue concebido para tales usos; y todo ello, parece, con el fin hacernos comulgar con ruedas de molino por un <> plagado de sombras, dudas y zozobras, y que quiere ser excluyente con los usos sanitarios tan necesarios.

Nos resulta sorprendente, al tiempo que decepcionante, comprobar que, en el mismo día que nos aplican vaselina antes del calzador, el Servicio Extremeño de Salud presume de cortar la cinta a un flamante edificio plenamente accesible, donde ha invertido 1,1 millones de euros (de los 1.742,5 de su presupuesto) en el centro de salud en Torre de Don Miguel para atender a sus 484 habitantes. Desconocemos si los habitantes de Torre de Don Miguel, quienes sin duda merecen ese centro tanto como nosotros, supieron conmover los pechos fríos de nuestros representantes, pero los 20.000 usuarios de la zona centro, que conformamos más población que la inmensa mayoría de pueblos de Extremadura, nos merecemos algo más que una ruina que se desmorona desde hace 3 años o una improvisación en cinco plantas para dar cabida  un proyecto empresarial que prevalece sobre la asistencia sanitaria de nuestras familias.

Y en otro orden de cosas. ¿Ha decidido ya la administración qué sucederá con el edificio vacío que quedará atrás? Conocemos perfectamente este tipo de decisiones con olor a perfume caro y puro habano, porque llevamos padeciéndolas largos años: dejar cadáveres a las espaldas con tal de cortar una cinta; edificios muertos que terminan siendo nuestro tormento, convertidos en fumaderos o ruinas a perpetuidad; palos en las ruedas a una incipiente recuperación que ha costado sangre, sudor y ruegos. Les damos una idea: ya nos esquilmaron nuestros equipamientos deportivos, nuestra piscina, nuestras pistas y canchas, el espacio saludable de nuestros hijos.

Cuando recuperen el edificio —ya saben que está protegido y no les queda otra—, si tienen algo más que tacto para los billetes y oído para las alabanzas, devuélvannos lo que nos están quitando.

Aviso: Los comentarios ofensivos o que no se ajusten al contenido de la información podrán ser eliminados.

Comenta esta noticia