Un menor de 16 años acusado de asesinato por quemar vivo a su padre
17 de Junio de 2019
Pese a que el incendio aparentemente accidental tuvo lugar el pasado 5 de enero en Chiprana (Zaragoza), los hechos no han trascendido hasta la actualidad. Dicho foco se cobró la muerte de un hombre de 60 años.
En realidad, todo apunta a que el incendio ha sido obra de uno de los hijos del hombre, que le roció con líquido inflamable y le prendió fuego con la intención de acabar con su vida.
Así lo cree la Fiscalía, que ha acusado al chico, de 16 años, de un delito de asesinato con los agravantes de ensañamiento y parentesco, otro de incendio y otro de amenazas a la madre en el ámbito de la violencia familiar. Debido a estas circunstancias el ministerio público solicita la pena máxima para este menor de edad.
LOS HECHOS
El suceso tuvo lugar el 5 de enero sobre las 16:30 de la tarde. La casa en la que vivían padre e hijo empezó a arder. Las llamas y el humo alertaron al vecindario. Cuando llegaron los bomberos comprobaron que el muchacho estaba a salvo, porque había salido de casa por una terraza. Su padre, sin embargo, se había quedado atrapado en el interior y pedía ayuda a gritos de forma desesperada. Los bomberos lo hallaron tumbado en un pasillo del primer piso, con gravísimas quemaduras. Falleció el 18 de enero en la unidad de quemados del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, donde permaneció trece días en estado crítico.
Fue entonces cuando la Guardia Civil abrió una investigación para averiguar el origen del incendio y aclarar lo sucedido. Interrogó a testigos, entre ellos el adolescente. Pronto detectaron que algo no encajaba en su declaración. Sus sospechas se vieron corroboradas también por los informes médicos y forenses, que indicaban que la víctima tenía las lesiones más graves en la cabeza y en la cara y luego se extendían por el torso. También que eran compatibles con que hubiera sido rociado con un líquido inflamable (alcohol de quemar) y luego prendido con fuego.
Además, la biografía del menor revelaba un historial conflictivo, ya que había pasado por los servicios de Menores de la Generalitat de Catalunya, mientras vivió en esa comunidad. Sus padres se separaron y lo reclamaron al trasladar su residencia a Aragón. El fallecido, psicólogo clínico de profesión, fue quien finalmente lo acogió.
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